Apenas seis años de misnisterio bastaron a José Luis Villar Palasí para poner en marcha un sistema educativo que, tras más de 40 años, aún perdura en alguno de sus elementos. Fue el último ministro de Educación y Ciencia del franquismo, y ocupó el cargo entre los años 1968 a 1974. En aquella España aún perduraba lo de ‘la letra con sangre entra,’ y él se propuso acabar con aquella máxima. Lo hizo poniendo el sistema educativo español patas arriba y unificando en el llamado ‘Libro Blanco’ todo el sistema, desde Párvulos a la Universidad. En España aún regía básicamente la Ley Moyano de Educación, de 1857. Villar Palasí distribuyó los estudios en Prescolar, 8 cursos de EGB; y, al acabar, BUP (4 años) o FP (2 cursos). Elevó los estudios de Magisterio a rango Universitario, creo el cuerpo de ‘Universitarios adjuntos’, introdujo la evaluación continua, la orientación profesional, el sistema de ‘becas salario’ y dio un último impulso a las Universidades Laborales. Era Villar Palasí un auténtico sabio en muchos aspectos. Licen-ciado en Filosofía y Letras y Derecho, cuando fue nombrado ministro, impartía clases de Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Madrid. Dominaba 12 idiomas y, dicen, a la semana de ocupar el ministerio, presentó a Franco el esbozo del nuevo sistema educativo español. En 1970 comenzó a aplicarse y, 40 años después, aún se mantienen alguno de sus postulados: Bachilleratos de Ciencias y Letras, Formación Profesional, Selectividad, la UNED, el bilingüismo en las aulas, estudio del inglés, las becas-salario, evaluación continua, calificación conceptual en lugar de numérica, el doctorado... En 1974 dejó la política y volvió a la docencia universitaria en la Complutense. Allí se jubiló e ingresó en la Academnia de Jurisprudencia y Legislación. Alejado de la vida pública, quien fue el decano de los ministros de Franco murió el 7 de mayo. Le faltaban cuatro meses para cumplir 90.