Lo he sentido de corazón. Soy muchos años mayor que tú, pero cada vez que estábamos juntos parecíamos de la misma edad. Contigo no había distancias y todo era cercanía. Amigo Félix, tú no te has acabado para siempre. No estás en el Cielo porque en la tierra somos miles los que te reclamamos y te recordamos cada día. Amigo Félix, hazme sólo un favor: no te vayas sin decir adiós a tanta gente que ha seguido tu lucha por la vida. A esos miles y miles de almerienses que han rezado por tu vida y han quedado hundidos con tu muerte. Hazme un favor, amigo Félix, no te vayas nunca de ellos, de nosotros, de mí. Debes mantener en nuestros corazones tu recuerdo, tu vida, tu obra inacabada. Has sido buen hijo y no has podido disfrutar de ser un gran padre, porque para eso te educaron tus padres, para ser ejemplar en todo. Por favor, no apagues esa llama que encendiste en cada uno de nosotros y no subas al Cielo, ya tendrás tiempo de ello. Ahora, tienes que volver a sonreirnos al oido, debes animar a tus padres y tus hermanos, que están hundidos. Y algo importante, busca tu recambio para el Plus Ultra y a otro que sea capaz de igualarte en El Acebuche: imposible. Amigo Félix, quiero ir contigo cuando Dios me llame y juntos subiremos al Cielo. No lo hagas, Félix, te queremos tanto, y tantos, que aquí estarás bien. Tú no te has dado cuenta. Eras tan joven que te preocupaba más de atender a los demás que de mirarte a tí mismo. Con lo bien que lo hemos pasado, me resisto a perderte para siempre, y cuento contigo para que no te vayas nunca de mi corazón. Amigo Félix, hazme sólo ese favor.