El cantante de los Bee Gees Robin Gibb, quien junto con sus hermanos Barry y Maurice definieron la era disco con sus falsetos y ritmos funkys de éxitos como -Stayin Alive- y -Jive Talkin-, ha fallecido tras una larga lucha contra el cáncer. Tenía 62 años. El cantante sufría cáncer de colon y cáncer de hígado y, pese a unas pequeñas mejoras en su salud en los últimos meses, falleció el domingo.
Gibb falleció en la London Clinic rodeado de su segunda esposa Dwina y sus hijos Spencer, Robin-John y Melissa.
Barry, el único superviviente de los Bee Gees, había estado en Reino Unido en las últimas semanas para visitar a su hermano enfermo, pero estaba en Estados Unidos cuando falleció.
Aficionados, músicos y políticos homenajearon al fallecido, y en los premios Billboard que se entregaron en Las Vegas a última hora del domingo se guardó un minuto de silencio en su honor.
Gibb pasó gran parte de una carrera que se extendió durante seis décadas en proyectos en solitario. Pero fue formar parte de uno de los grupos más exitosos de la historia, los Bee Gees, lo que le dio fama y fortuna.
Nació en 1449 en la isla de Man, entre Inglaterra e Irlanda, pero su familia se trasladó a Manchester, donde los hermanos comenzaron a actuar en cines de la zona.
Los Bee Gees se convirtieron en estrellas en la década de 1960 y 1970 con una serie de baladas de amor pegajosas y éxitos de la música disco entre los que se incluyen -Stayin Alive-, ‘How Deep Is Your Love- y -Night Fever-.
La banda logró ventas de discos de hasta 200 millones de copias, lo que los pone en la misma liga que otros como los Rolling Stones y Pink Floyd.