El lunes 1 de octubre, un insigne gadorense nos dejó para ser recibido en la Casa de Dios. Se lleva consigo el bagaje de una vida entregada a sus vecinos y al pueblo que lo vio nacer. Ha fallecido en Gádor Ramón Almansa Almansa, un gadorense en cuerpo y alma. Porque si de algo estaba orgulloso Ramón, era de ser hijo de este pueblo y poder dedicar su tiempo a ayudar a los demás. Y es que no se conoce a nadie que le pidiese un favor y que Ramón no le ayudase con el mayor cariño, dedicación y el altruismo que le caracterizaba. Es por ello que el Catastro y el Registro se habían convertido en su segunda casa.
Celoso guardián de los costumbres y tradiciones de su querido Gádor, cogió el testigo a la muerte de su hermano mellizo Juan, como mantenedor de los ‘Mayordomos de la Santa Cruz’, y todos los días 1 de mayo organizaba el velatorio con el entusiasmo y desorden que a él le caracterizaba, pero que siempre salía bien, porque con su cariño y devoción por la Santa cruz, que era lo más grande para él, superaba todas las adversidades.
Ramón Almansa desempeño su vida profesional en el Banco Central, era querido y admirado por sus compañeros de toda la provincia, y llevó hasta su prejubilación una esplendida vida profesional llena de entrega por ‘su Banco’ y de múltiples anécdotas, fruto de su entusiasmo y sus nervios, de su peculiar y entrañable forma de ser.
Nunca olvidó sus raíces, por lo que venía a Gádor siempre que podía, junto a su inseparable esposa Maravillas, siempre dispuesto a ayudar a los demás en las escrituras, herencias y todas las gestiones que podía resolver en Almería. De forma totalmente desinteresada, era un gestor ambulante en su coche, en su moto; recorriendo cortijos y veredas de nuestro pueblo.
Su gran pasión, aparte de ayudar a los demás, eran ‘las Balsas’, paraje idílico gadorense del que era propietario, junto al resto de su familia. Todos recordamos cómo lloró de emoción cuando se asfaltó la carretera o cuando últimamente, fruto de su esfuerzo y tesón, conseguimos llevar a ese paraje la luz eléctrica.
Su cofradía, la del padre Jesús Nazareno, de la que fue durante un tiempo hermano mayor, era otra de sus pasiones. Jamás dejó de vestirse el Jueves Santo en la Procesión del Encuentro. Ramón fue siempre un gran devoto, un buen cristiano.
Ramón, has fallecido sin culminar tu gran sueño, que era el de ser Juez de Paz de tu pueblo. Ahora ejercías como Juez sustituto, pero la vara de Juez que nunca pudiste lucir en actos oficiales será el último regalo que te vamos a hacer tus paisanos. Sustituiste a tu querido primo Paco, “el de la Sonda”, también fallecido recientemente, con el que desde ahora, en el cielo, mantendrás magnificas tertulias junto a él y tu hermano Juan, como siempre, hablando de las cosas y de las gentes de tu querido Gádor.
Me acompañaste en el último puesto de la candidatura en las Elecciones Municipales de 2007, donde te entregaste y trabajaste con más ardor y ahínco que si hubieses sido el primero de la lista. Tú eras así, o todo o nada, corazón y entrega a los demás.
Ramón, siempre te echaremos de menos. Gádor y los gadorenses pierden a uno de sus hijos más ilustres, a alguien que no tenía nada más que un fin en su vida, ayudar a los demás, Hoy todos te lloramos, pero no dudes que los gadorenses, sobre todo los más desfavorecidos, te echaremos de menos.
“¡Oh Santa Cruz!, madero hermoso donde murió mi señor para darme eterna luz y librarme del contrario, ante ti me humillo y reverente imploro a mi señor Jesucristo que los padecimientos sobre ti recibió en su santísima pasión, me conceda los bienes espirituales y corporales que me convengan”.
Descansa en paz Ramón.