Leonarda De Haro Caparrós
- La Voz
La historia de los pueblos es la historia de sus personas, de sus vecinos, de sus visitantes ilustres. Todos ellos van dejando una huella que marcan la idiosincrasia de un pueblo. Por lo tanto, vivir 97 años en un municipio que sólo cuenta con 152 años de existencia como tal, es mucha historia de ese pueblo. Eso es lo que ha sido Leonarda de Haro Caparrós, un buen trozo de la historia de Garrucha, primero en sus años mozos, luego con Marcos Martínez, ese gran comerciante que como siempre dicen detrás de un hombre importante hay una gran mujer. Marcos y Leonarda, Leonarda y Marcos, tanto monta, monta tanto, la historia de este municipio del levante almeriense no es la misma sin ellos y su magnífica prole.
Y no todo ha sido coser y cantar para Leonarda, ni mucho menos, primero tuvo que afrontar una viudedad que hizo que tuviese que volcarse con sus hijos y con el negocio, Rita, Paula, José María, Paco y Marcos. Leonarda tenía que estar pendiente del negocio, ese estanco número uno de Garrucha, que está impregnado también de mucha historia. La vida seguía dándole palos a Leonarda en la misma de flotación de su vida, su hijo Paco con ese terrible accidente de circulación y qué decir de la desaparición de la buena de Rita. Todo ello hizo que la fortaleza de Leonarda, en vez de menguar, fuese en progresión geométrica e hiciese de tripas de corazón cuando las penas tenían que haber acabado con ella, pero siempre mostró una entereza sin igual y digna de las grandes mujeres, ella si era una auténtica madre coraje.
Pero toda esa lucha no cayó en un erial ya que el amor, la preocupación, el mimo de sus hijos hacia ella veía recompensada toda esa lucha y esas penas que pasó durante su vida terrenal. Y ahora tiene que estar gozando de lo mejor que pueda esperarnos a los cristianos ya que aún recuerdo que la última vez que la vi con vida, estaba en ese balcón privilegiado que da a la mismísima calle Mayor, esperando el paso de la Virgen, como tantas veces hacía, y con sus hijos al lado. No podía ser menos ya que siempre ha sido una familia muy apegada a las manifestaciones religiosas, sobre todo en las procesiones de Semana Santa.
La motivación que me ha llevado a escribir estas palabras en un obituario hacia Leonarda es que siempre hay que dar a conocer y sacar a relucir a la gente luchadora, a la gente con coraje y , además, desde hace mucho tiempo, desde que llevaban la coca-cola al bar de mis padres, desde que algunos de sus hijos no se perdían un carnaval en Cuevas, y hacían parada en nuestro bar, desde entonces, y encima teniendo la suerte de trabajar junto a Paula, una de las hijas de Leonarda, nuestra familia ha tenido siempre mucho afecto y cariño por la familia Martínez de Haro.
Leonarda, que descanses de verdad en paz.
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