Sobre el año 1965 llegó a nuestro pueblo desde el municipio de Bentarique, tras su paso por Tarrasa y Roquetas, un hombre ejemplar y comprometido con sus convicciones de cristiano y socialista, que siempre estaba dispuesto a ayudar a los más débiles, a los trabajadores.
En los años siguientes a su llegada a Gádor, comienza a concienciar a algunos vecinos sobre la necesidad de recuperar la enseñanza de Pablo Iglesias, para conseguir la implantación de un sistema democrático con una sociedad justa, igualitaria y en libertad. Con la llegada de la Democracia a nuestro país, refunda las Agrupaciones Locales del PSOE y de la UGT en Gádor, recuperando la antigua Casa del Pueblo, ahora conocida como El Teatrillo, que construyeron los discípulos gadorenses de Pablo Iglesias a principio del siglo XX.
Se ha ido un excelente sindicalista que tanto luchó por conseguir, desde el Sindicato UGT, derechos para los trabajadores de Gádor y de sus compañeros de la compañía Sevillana de Electricidad, derechos que los trabajadores conseguimos en treinta años y que ahora en pocos meses estamos perdiendo. Tengo la esperanza y el deseo de que en sus últimos meses de vida, por motivo de su enfermedad, no haya sufrido al ver cómo los trabajadores perdían tantas cosas por las que él y el resto de los trabajadores hemos luchado.
Se ha ido un gran alcalde, que en su momento no fue reconocido como tal, pero que ahora es un ejemplo de responsabilidad política, cuando consiguió que, en sus últimos meses de mandato, se ingresaran 60 millones de las antiguas pesetas al pueblo de Gádor en concepto de impuestos industriales, y decidió no gastarlo alocadamente en fiestas, cohetes e inversiones rápidas y poco productivas para el progreso de nuestro pueblo. A los concejales de su Corporación y a todo el pueblo, nos intentaba convencer sobre el gasto de ese dinero de forma responsable, ya que con esos 60 millones de las antiguas pesetas Gádor podía conseguir más de 300 millones de pesetas en inversiones, que creasen riqueza para nuestros vecinos y progreso para el municipio.
Se ha ido un alcalde que creó las bases para el progreso de Gádor con la implantación y mejora de las redes de alcantarillado y de agua potable en el municipio, la sustitución del antiguo y deficiente alumbrado público por un sistema de alumbrado para todo el pueblo, que engalanó de luz blanca y potente todas nuestras calles. También amplió las instalaciones deportivas de la calle Canalejas con la construcción de la primera piscina del Bajo Andarax, y mejoró las calles y plazas de nuestra Villa, como es el caso de la Plaza de la Ermita de San Sebastián.
Mis últimas palabras son para agradecerle a mi amigo y compañero Antonio Amate Campos, todo lo que me enseñó: como político responsable, trabajador y honesto, como sindicalista que luchó incansablemente por los trabajadores, como compañero en la subestación de Los Naranjos de Sevillana, para que mi trabajo fuese eficiente y seguro.