¡Mi madre, mi Maruja!

¡Querida madre!, ¡querida Maruja!: Llegaste a Canjáyar un 19 de abril y allí te enamoraste y te quedaste. Allí llegaste como tú eras, elegante y señorial. Allí triunfaste, formaste tu familia, tu marido, hijos, nueras, nietos, y como no, el jefe. Eras de Almería de nacimiento, pero de Canjáyar con el sentimiento. En el pueblo de canjáyar te han querido siempre, no tengo que decírtelo, ya lo viste con tus propios ojos, engalanada de flores y de cariño de todo el mundo ¿lo viste? ¿verdad? Tú te lo merecías, después de todo eras la alegría en contra del sufrimiento, el dolor contra tu fuerza, esa fuerza que has demostrado a lo largo de este camino. Madre, dame siempre ese ejemplo de saber estar y elegancia que tú en todo momento has demostrado. Doy las gracias a todo el mundo por tu despedida porque sé que tú lo harías. Maruja no quiero emocionarme, pero querida madre, lo hago. Vela por mí, que no te olvido ni un solo momento del día y siempre en mi recuerdo te llevo. Ahí va una carta a una madre ¡mi madre!, ¡mi Maruja!