Hace dos años que se fue, pero dejó algo de su gran corazón

José Montoya Montoya

  • La Voz
¿Es posible echar de menos a una persona todos los días durante dos años?. Es posible, porque eso nos pasa a todos nosotros, a tu familia, a la que tanto querías y a la que un día dejaste para irte al cielo, porque allí estás papá. Dios necesitaba un nuevo apóstol a su lado y ese eras tú. Te fuiste un día como hoy, 14 de enero, hace ya dos años. Que sepas como dice la canción:" TE QUISE, TE QUIERO Y TE QUERRÈ", mientras viva. Lo mismo que tu mujer a la que dejaste un vacío enorme; tu hijo que, de vez en cuando, pasa un ratito contigo junto al mar (seguro que contandote sus cosas y quizás esperando que, como siempre, le dés tu sabio consejo); tus nietos, que no te olvidan y tus biznietos que siempre preguntan por cosas que hacía, decía o le gustaban a su "abuelo Montoya". Día tras día, por cualquier cosa te nombramos. A veces reímos, a veces lloramos, pero siempre aquí estás entre todos nosotros, con nosotros, como siempre estuviste, en los momentos buenos y en los malos. Siempre con un consejo, con una sonrisa..... pero, siempre cerca de cada uno de nosotros, con tu bondad, tu cariño y ese gran corazón que tenías y que estoy segura de que un trocito de ese gran corazón nos dejastes dentro de cada uno de nosotros. Hay días que aún nos resultan más duros, como es tu santo, tu cumpleaños y el cumpleaños de cada uno de nosotros, . ¡Cuánto echamos de menos tu felicitación!: era la primera que recibíamos, la tuya. Y una nueva Navidad... Noche Buena, Noche Vieja y Reyes. Siempre y en cada ocasión has estado aquí con nosotros, presidiendo la mesa y, al final, brindando por tí, por nuestro Montoya, por el hombre más bueno, bondadoso y servicial que ha existido y existirá y que todos nosotros hemos tenido la suerte de tener a nuestro lado. Papá, te añoramos mucho y así será siempre porque dejastes una huella muy grande en nosotros, sólo te decimos: PAPÁ HASTA LA VISTA.