El juez que instruyó el ‘caso GAL’

El magistrado malagueño Eduardo Móner, que fuera instructor del ‘caso GAL’, falleció la noche del pasado miércoles en Valencia, a los 84 años de edad. Viudo y padre de seis hijos, fue instructor de los conocidos como ‘caso Crillón’ y ‘caso GAL’, labor esta última que le valió el reconocimiento del Tribunal Supremo y del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que, en la sentencia dictada en 2010, reconoció de manera notable su trabajo en relación en dicho asunto. Licenciado en 1950 con cinco matrículas de honor tras estudiar Derecho en las Universidades de Granada y Valencia, ingresó en la carrera judicial en 1953 y estuvo destinado en San Mateo y Vinaròs (Castellón), Coria (Cáceres) y Novelda (Alicante). Ya como magistrado, cargo al que ascendió en 1967, fue nombrado decano de los jueces de Tarragona e Inspector Provincial de la Justicia Municipal de esta provincia. Móner, (Málaga, 13 de mayo de 1928), se incorporó en 1971 como titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 8 de Valencia y, una vez separadas las jurisdicciones, fue el titular del juzgado de Instrucción número 3 de Valencia y del Juzgado de Civil número 3. Fue elegido por unanimidad decano de los jueces de Primera Instancia e Instrucción de Valencia en 1985 y desempeñó este cargo hasta 1987, cuando fue seleccionado magistrado de la sala segunda del Tribunal Supremo, donde permaneció hasta mayo de 2003 (desde 1998 como magistrado emérito). Además, en 1994 fue nombrado, por 35 votos, vocal de la sala de Gobierno del Tribunal Supremo, de la que formó parte de ella hasta 1998). Su labor fue reconocida con la concesión, en 1985, de la Cruz de San Raimundo de primera clase y, en 1998, de la Cruz de Honor de San Raimundo por petición tras acuerdo unánime de la sala de Gobierno del Tribunal Supremo y de la Comisión de Calificación del Consejo General del Poder Judicial. También se destacó por sus colaboraciones y contribuciones a la literatura jurídica.