“A mi padre”

Guadalupe Maldonado Martín

Juan José Maldonado Berenguer

  • La Voz
Papá, eras un hombre de pocas palabras, serio, trabajador e incansable. Siempre te ha costado dar muestras de cariño, abrazos, besos y palabras de “te quiero”…pero en el fondo de mi corazón siempre he sabido que tú me querías mucho, que yo era la niña de tus ojos, y que si era preciso darías tu vida por mí. Cuando tenías tiempo libre siempre estabas pendiente de llevarnos a sitios contigo, nunca olvidaré los felices momentos que pasamos el niño y yo junto a ti, los recuerdos de nuestra feliz niñez. Cuando íbamos a pasear en bici, a bañarnos a la playa mientras mami hacía la comida, el último baño que nos dimos en la balsa del tío Rafael hace dos veranos… Te encantaba que fuera contigo a Vicasol a llevar los tomates, a por abono al almacén, a tomar café… Poco a poco fui creciendo y cambiaste de acompañante, tu hijo, ese si que iba siempre a todos los lados contigo, si era preciso dejaba la tarea para última hora de la noche. Nos has sembrado la memoria de recuerdos bonitos; cada uno de tus amigos y personas queridas recuerdan momentos compartidos junto a ti, los cuales les van a ser difícil de olvidar. Sabes que siempre tendrás tu mesa reservada de los sábados por la noche en el Emili para ver el futbol con Juan, el niño, el tito Pepe… Un hueco en la barra chica del Pasa-t… Algunas veces cierro los ojos y me encanta recordar anécdotas que la gente que te quiere nos cuentan de ti, como por ejemplo, el último carnaval disfrazados de hippies, nunca creí que fueras capaz de disfrazarte y eras al que mejor le quedaba la peluca. La última fiesta de Los Parrales… Tu sentido del humor siempre sorprendía, incluso a los que te conocíamos. Otras veces, cuando cierro los ojos, me vienen a la memoria las últimas palabras que me dirigiste: ¨guapa¨, y me apretaste la mano para decirme que me querías. Y yo contesté diciéndote: ¨Te quiero¨, y te besé en la frente. Tus grandes ojos verdes se abrieron y dieron paso a las lágrimas más sinceras y puras que he visto y veré jamás. Estabas rodeado de amor, amistad, cariño… de lo que te merecías en los últimos momentos de tu vida. Perdona si me fui de allí, no me hacía a la idea de que te ibas y yo no podía evitarlo, ahora me arrepiento, pero en el fondo sé que no hubieras querido que yo estuviera allí en el momento de tu partida, te pido perdón. Hacer un repaso por tu vida tan corta puede resultar muy largo y difícil de hacer en este papel tan pequeño. Nos enseñaste el valor de la amistad, decías que los amigos hacían las cosas sin esperar nada a cambio, cuantas veces lo demostraste… Gracias te doy, papáor habernos dado una buena educación, sé que estás orgulloso de nosotros, pues gracias a lo que me has dado hoy soy una mujer, tengo un gran trabajo, una familia extraordinaria, y sobre todo un novio maravilloso. Aún me queda por cumplir uno de tus deseos, pero tranquilo, ya falta poco… Por escoger a esa gran mujer; mi madre, sabías que era fuerte, trabajadora, incansable, buena esposa y buena madre. Por traer al mundo junto a ella a la persona que más quiero; mi hermano, que ha demostrado ser fuerte y luchador como tú. Sus grandes ojos, largas pestañas… me recuerdan tanto a ti… Por ser un padre, hijo, esposo, hermano, tío… maravilloso. Solo te pido un favor; sigue conmigo, no te vayas de mi lado. Hay veces que te siento tan cerca… sé que estás ahí dándonos fuerzas para que afrontemos tu inesperada pérdida, para que podamos seguir adelante sin ti después de este año tan terrible… Ni tu madre, mujer, hijos, hermano, sobrinos/as y amigos vamos a olvidarte, porque te fuiste de presencia pero nunca de sentimientos. Hoy no tenemos palabras para expresarte lo mucho que queremos, papá. Sabes que nunca te olvidaremos y que siempre serás... el mejor padre del mundo… Hasta siempre.