“Hicimos lo que pudimos por mantenerte junto a nosotros..."

Alejandro Uroz

Carta a una suegra y madre a la vez

  • La Voz
Cerraré mis ojos cada noche con el único deseo de poder verte con esa mirada azul que iluminaba el iris de tus ojos, el cual llevo clavado, soñaré con el momento que te dije que te quería, quizás era tarde pero nadie lo sabe si fue tarde o el gesto de sus ojos fue tu respuesta, para decirme que tú también lo hacías, en el recuerdo, la silla en la que tantas tardes de verano viste anochecer junto tus amigos, ahora descansa en paz y estoy seguro de ello, no me cabe la menor duda, pues a pesar del tiempo vivido en aquellos días tristes, el cielo quedó descubierto, salió el sol de entre las nubes para dar rayos de luz mientras te marchabas a otro lugar. Te has ido luchando hasta el final, luchaste desde muy joven para levantar una familia de cinco hijos y luchaste para que no faltase nada a ninguno, dedicaste gran parte de tu vida a lo que para ti, llegó a ser casi una familia, tu medio de vida, a lo que nosotros utilizábamos para amenizar las reuniones diciendo que por tus venas corría Special Wash (Stanhome), si, a eso que llevaste con la cabeza bien alta y por lo que luchaste hasta el mismo día de tu ultimo viaje. Toda una vida llena de lucha en la nunca te faltó la sonrisa de tu cara, tus labios manchados de carmín rojo, tu chaquetilla marrón, tu bolso colgado del brazo y tu Citroën AX cargado de productos. Superaste y afrontaste las enfermedades que sufriste a lo largo del camino, viviste junto a Juan Cantón, toda tu vida, en la que solo supieron trabajar y preocuparse por los demás, ahora toca cuidar de él, pero no se queda solo, no te preocupes que cariño no le faltará rodeado de nietos e hijos. Todavía no entendemos como te has marchado de esta manera tan silenciosa pero con un paso lento y firme, hicimos lo que pudimos por mantenerte junto a nosotros, pero alguien vino a recogerte desde el cielo, donde hoy tu alma descansa junto a tus seres queridos también. Dejas una cicatriz muy grande en los corazones de una familia unida, trabajadora, humilde y llena de aquellos valores que tú misma enseñaste, una familia afligida por tu ausencia, apenada por el gesto de tu sonrisa que ya no podrán ver, de tu presencia en todo aquello que tuviese indicio a fiesta, a reunión, a risas, a unión entre amigos... Cada segundo que pasa, se agudiza más el sabor de la tristeza, del dolor, de la pena, del corazón partido por habernos dejado, aunque algunos momentos sean de alegría, por haber estado en nuestras vidas, de alegría de saber que cada día que pase, nadie nos podrá curar de este amor, de amor y recuerdo eterno que morirá en nuestros corazones, recordarte ya es un privilegio, entrar en casa es oler a tu aroma que dejaste marcado tras tu ausencia. Mojaste tu rostro en vida de lágrimas de alegría, hoy mojo yo el tuyo de pena porque me dejas, me dejas siendo lo que llaman algunos suegra, pero para mi, fuiste una MADRE, una madre que dedicó parte de su tiempo, de su vida y de su familia, de buenos y de malos momentos, y de las miles de sonrisas que te saqué junto a tu familia, las mismas que seguirán sin tu presencia en vida pero si en nuestro corazón. Que más te puedo decir Ana ahora que no te dijese la ultima tarde que hablé contigo, aquella tarde en la que ya no me mirabas con tus ojos azules llenos de vida, de fuerza, de lucha, no me quedan ya palabras para decirte, no tengo lagrimas que humedezcan mi rostro, ahora quedan los pañuelos húmedos de una amarga despedida, llena de recuerdos, de tristeza, pero también de amor, de ese amor que tu me diste, de los miles de gestos que tuviste hacia mi y del vacío que dejas en mi corazón. Me trataste como uno mas de tus hijos y por eso te he sentido como una madre, la que he perdido y ahora solo me queda una. Cuántas cosas hizo en vida, ahora cada paso, cada pared de tu casa, cada segundo y cada instante que vivimos sabe a ti, todo lo que toco esta inundado de buenos recuerdos... ¿Cuanto te querrían tus nietos que consiguió reunir a todos en su despedida?, desplazados hasta 1.500 kilómetros de distancia algunos, a esos nietos que quisieron reconocer el amor que le tenían en su ida, fíjate si eras querida que hasta la que no habla, no ha dejado de llorar desde que te marchaste de este mundo, ¿que le dabas a los 10 para que la quisieran de este modo? Tus nietos están orgullosos de su abuela, así como tus hijos también lo están. Te marchas pero yo me quedo con lo que tú misma trajiste al mundo, sin mas palabras para describir y poder agredecerte todo, te dejo unas palabras muy cortas que quiero que leas desde el cielo y que nunca te las dije porque tampoco pensé que te perdería de esta forma tan inesperada. MAMÁ, TE QUIERO. Firmado: tu yerno PD: GRACIAS POR TODO ANA