Los restos mortales de Rosa Flores Simón, de 98 años de edad, recibirán cristiana sepultura esta tarde en el cementerio de Los Gallardos, su pueblo natal.
Rosa Flores era una de las mentes más lúcidas de su pueblo y parte importante de la memoria del siglo XX, tal como se recoge en el libro de la doctora de Alhama de Almería, Sofía Rodríguez López, ‘El patio de la cárcel’. Flores es hija del jornalero Andrés, procedente de la sierra de Turre y uno de los primeros alcaldes y cofundadores de Los Gallardos, tras la independencia de Bédar.
Por no ser hijo de la burguesía se vio obligado a acudir a la guerra de Cuba. La familia montó uno de los grandes comercios, precursores de los supermercados. Era el gran comercio de otros pueblos vecinos, dado que contaba con ventas desde mercería, perfumería, frutería y hasta la venta al por mayor de patatas que venían de Burgos en tren hasta Zurgena, y luego en carros o camiones hasta Los Gallardos.
Fueron pioneros en la venta de gasóleo a granel con grandes bidones, en tiempos en los que barriadas y núcleos de población carecían de luz eléctrica. Los hermanos de Rosa son Anita, abuela del periodista de Canal Sur Paco Flores, y que tuvo un molino y una finca de cítricos en Antas; de José, uno de los primeros oficinistas de las minas de Hierros de Garrucha en Bédar, y que desarrolló su vida en Alicante, tras el cierre de las minas; de Bernabé Flores, dedicado al transporte y posteriormente administrador de una gasolinera y corresponsal del Banco Central durante muchos años por el levante almeriense.
El problema que el autor tiene en estos momentos es cómo trasladarle la noticia a su hermana Dolores, que el 28 de febrero cumplió cien años. Esta mujer, madura, de fuertes convicciones católicas, al igual que su ‘Rosica’, es mi madre.
Aunque sabe que “el camino se acorta” con una inteligencia por encima de la media, me va a doblar la pena y las lágrimas. Ambas representan a una generación inigualable para superar los buenos y malos momentos. Y además sueñan con un reencuentro entre las buenas personas, siempre mayoría, respecto a las malas que sólo hacen ruido.
Nuestra memoria se empobrece. Descanse en paz una persona buena, de verdad.