El 25 de mayo del corriente año nos dejó mi padre Pedro Torrecillas López, tras catorce meses de lucha por superar una dura enfermedad.
Papá, te has ido muy deprisa sin darnos cuenta, no estábamos preparados para que nos dejaras tan pronto, con solo 67 años, ahora que estabais mejor, que la vida os sonreía, que éramos tan felices juntos. Pero no hemos podido hacer nada más por ti, el Señor ha querido que así sea, seguro que allí en el Cielo te necesita. Aquí en la Tierra has dejado un vacío muy profundo que nunca se ocupará con nada ni nadie. Nunca te olvidaremos.
Persona familiar Se me llena la boca de decirlo: me siento muy orgullosa de tener el padre que hemos tenido. Ha sido un buen hombre, buen padre, buen esposo y buen abuelo, era una persona muy familiar,.
Aunque su carácter podía dar la impresión de ser un hombre serio, todo lo contrario era muy extrovertido y cariñoso, muy servicial y no era capaz de dar un mal sinsabor a nadie. Pedro Torrecillas López nació en Lucainena de las Torres el 18 de enero de 1946, en el seno de una familia con bastantes restricciones, hijo de José Torrecillas Casas y de Dolores López Molero, más conocida como Dolores ‘la Polonia’.
Era el del medio de tres hermanos: José el mayor, Antonio el menor, y él Pedro por su abuelo materno Pedro ‘Polonio’ (conductor del tren que transportaba el mineral de Lucainena a Aguamarga).
Su infancia fue un poco dura por los tiempos que corrían y las necesidades que llego a pasar, aunque él menos que su hermano mayor, porque él no tenía cortedad, y si iba a una casa y le decían de comer, comía, y si iba a otra también, a lo mejor comía dos o tres veces en el mismo día, por si al día siguiente no hubiera que comer. Desde pequeño trabajó en el campo, en las tareas que según el periodo estival requería o guardando ganado. Trabajó duro, y con 16 años se fue a Barcelona, concretamente a El Papiol, a trabajar a una bóveda de ladrillos, junto a su padre y su hermano José.
También estuvo unos meses en Alemania junto a unos compañeros del pueblo.
Vuelta al pueblo Trabajó en Francia en la Michelin, y una temporada en la manzana. Ya en su tierra, empezó a trabajar en una finca llamada ‘El alpargatero’, y gracias a un amigo del pueblo (Pepín) se colocó a trabajar en el M.O.P.U. (Ministerio de Obras Públicas). Ahí pasó el mayor tiempo de su vida laboral, menos los últimos diez años, que pidió el traslado a la Junta de Andalucía, al Ministerio de Agricultura y Pesca, esos años estuvo muy a gusto en su trabajo y disfrutó de una vida más acomodada, hasta que decidió jubilarse anticipadamente. Al jubilarse volvió a su casa del pueblo, en la que tanto le gustaba estar, en sus bancales, con sus riegos, y sus tareas. También le gustaba subir a tomarse unas cervecitas con sus amigos y a echarse unas partiditas al dominó y a las cartas. Era un hombre que, para no tener estudios, se defendía bastante bien, podía hablar de todo, tenía conversación con todo el mundo, y de haber estudiado se le hubieran dado las matemáticas de lujo, y la política también, era su debilidad.
Estos últimos años ha disfrutado mucho de sus nietos Manuel y Lucía, a los que quería con locura, y ellos también a su abuelo, pero no todo lo que nos hubiera gustado.
Bueno, papá, que sepas que siempre te llevaremos en nuestros corazones, que nos has dados muchos valores y ejemplo a seguir. Te queremos : tu mujer (que se ha entregado a ti en cuerpo y alma toda la vida y en especial durante tu enfermedad) tus hijos Conchi, Pedro Y Juan José, y tus nietos Manuel y Lucía.