Sirvan estas cuatro líneas para recordar a un buen amigo que se ha ido, pero no de vacaciones, si no para no volver. Se trata de nuestro querido amigo Antonio Carmona Gallardo.
Aunque la muerte sea inevitable en toda existencia, siempre; su cruel e inesperada enfermedad padecida por nuestro querido Antonio Carmona.
La noticia del fatal desenlace, estos días atrás, me ha causado, y creo que a todos los que le hemos conocido y hemos trabajado con él, aunque haya sido en algún Evento Gastronómico (que han sido muchos), una muy dolorosa impresión de la pérdida de un gran amigo así como de un gran profesional. Un auténtico Maestro de la hostelería, creador de parte de la cocina almeriense y española.
Mi relación con Antonio y su familia me viene de muchos años atrás. Le conocí relativamente hace muchos años, siendo una persona que siempre me trató con cariño y con una gran amistad, siempre con respeto y educación (lo mismo que hacía con todos aquellos que lo conocimos). Antonio siempre ofrecía lo mejor, lo más práctico, sabroso y de calidad.
Entristecidos Antonio Carmona tuvo numerosa descendencia con su encantadora esposa Manola Baraza, siempre a su lado pues también es una buena profesional de hostelería, además de una buena esposa y una buena madre. Tuvieron siete hijos y todos trabajan en Terraza Carmona, ya que su padre los enseñó a que fueran buenos profesionales. Por eso creo que entre los hijos y los empleados, que son unos buenos profesionales, Terraza Carmona es una pequeña Escuela de Hostelería, y creo que siempre será uno de los establecimientos de los mejores de nuestra Hostelería.
Hoy esta familia está con sus corazones entristecidos, mantienen la esperanza de la fe en el refugio de la oración, a la que yo creo que todos los que lo conocíamos nos sumamos también.
Unidos por lazos de vieja y cordial amistad, bien cimentada, hace 60 años, mi homenaje y de mi señora, a vuelapluma, no es por encomiar al amigo, sino para valorar el fallecimiento de un Restaurador de talla extraordinaria, sin lugar a dudas, y lamentar la pérdida de su ejemplo vivo, paradigma de conducta moral, de honradez y talante, que desde nuestra Almería y parte de España, matriz de su máxima actividad, fue figura popular entre todos los profesionales de España.
Cuantos conocimos a persona tan cabal como Antonio Carmona, mantendremos viva la memoria de su rectitud y lo reconocemos como perspicaz consejero y auténtico maestro de generaciones hosteleras: por la sensibilidad humana inspiradora de sus actuaciones, y sus consejos por su apego a la eficacia sin dobleces, vínculo de perfección en su coherente imperativo de abrir nuevos caminos al servicio del prójimo, sin que contrariedad alguna rebajase el porcentaje de su entrega al cien por cien en veraz espíritu de misión.
Hoy estás en el Cielo, ya que Jesucristo el Señor quería probar tus comidas. Sé que no defraudarás al Señor y yo y mi señora rogamos para que Descanses en Paz.