Tú eras, eres y serás el Nono de todos

Lourdes Arriaga Sánchez

Antonio Arriaga Sáez

  • La Voz
Han pasado casi dos meses desde que te fuiste a la habitación de al lado, sin darnos tiempo a despedirnos de ti. Ahora nos cuidas y guías desde el cielo. Todos sentimos que desde donde estás sigues nuestros pasos y nos ayudas en el día a día. No hay ni un solo minuto de nuestro día en que tu familia (madre, hijos, hermanos, sobrinos, amigos…) te recordamos. Te seguimos nombrando como siempre y nuestra unión y el hablar de ti nos hacen tener fuerzas para seguir. El destino Se hace duro no poder verte, se hace difícil no escuchar tu voz, se hace imposible no poder sentir tus ganas de vivir, ¡hombre de mundo! Y se hace inevitable pensar que el final de tu destino estaba escrito para el 9 de julio de 2013, en aquel camino de tierra y piedras que tantas veces recorrías al cabo del día. Cuantos kilómetros a tus espaldas para un final tan trágico en tu lugar de origen. A menudo miro al cielo buscando la estrella que más brilla porque esa eres tú. Sé que nos cuidas y que velas por todos nosotros, como en vida hacías. Eras el NONO de TODOS. Aún lo sigues siendo y lo serás para siempre. Estabas para todos y nunca te vimos un mal gesto o un NO si te pedíamos algo. Gracias por tu bondad y por regalarnos tu presencia durante tus 47 años de vida. Tu don de gentes hizo repartir ilusión y bienestar por todo el mundo. Nuestro más sincero agradecimiento a todos los que nos acompañaron de muy diferentes lugares y que junto a nosotros lloraron tu muerte. ¡Qué admiración por ti! Conseguiste llenar toda una plaza aunque con tristeza. Qué pena y a la vez satisfacción por irte al otro lado del camino rodeado de tanta gente. Recuerda: “Estás en el corazón de todos”. Mi deuda Con lágrimas en los ojos, continúo escribiendo estas palabras que desde hace un tiempo te debo. Perdona si me he retrasado, pero los sentimientos pueden por encima de todo, y resulta difícil encontrar el momento de escribir sobre ti, por todo lo que significas. Tu madre (la mamá para todos) nos recuerda en cada comida familiar que hacemos, todo aquello que más te gustaba comer. Todos los zumos de frutas que gustosamente ella te preparaba. ¡Fíjate lo que es tener una madre! Lo más grande del mundo. ¡Qué fuerza tiene la tuya Nono! Es envidiable que a sus 84 años y una vida de tanto sufrimiento, nos siga dando lecciones. ¡Ojalá tuviera yo su fuerza! ¡Impresiona, créeme! Seguro que no hace falta que te lo diga, tú lo sabes. Tu madre, hijos, hermanos, sobrinos, amigos, primos, tíos, vecinos,conocidos… en cada uno de todos nosotros has sembradocon cariño tu buen hacer, y estoy segura, que en cada uno de nuestros corazones esa semilla sembrada durante estos años, dará sus frutos. Nunca, nunca, por muchos años que pasen, desaparecerás de nuestras vidas. Escribiendo estas letras me vienen a la cabeza continuos flashes de momentos vividos contigo. Te gustaba rodearte de tus sobrinos. La expresión de tu cara lo decía. Se notaba que estabas a gusto con nosotros y te daba alegría vernos. Así eras ¡¡¡Cómo te gustaba la farra!!! (aunque tú decías que ya no tenías edad para estar en medio)… y nosotros, tus sobrinos, cada Navidad, cada fiestas de la Virgen del Rosario (nuestra virgen como tú decías), te buscábamos porque sabíamos que te encontraríamos en el mismo lugar que cada año. ¡¡¡Cómo amabas la vida!!! ¡Se te notaba!... Esta vida que ya no tienes como mortal y esto no se puede evitar. Ahora has pasado a formar parte de otra vida, porque en ella hacías más falta, como dice tu madre “al Señor le harás más falta que a nosotros” y junto a tu padre (el papá o abuelo Serafín) veláis por cada uno de nosotros. Ahora descansas en paz, sin sufrimiento alguno. Tu misión ahora es cuidar de todos los que estamos aquí, guiarnos en el buen camino, hasta que la muerte nos vuelva a unir.