El pasado martes 8 de octubre, tu pequeño corazoncito dejó de latir. Tu paso por esta vida ha sido muy corto (más de lo que hubiésemos querido), pero sólo has necesitado casi nueve meses (más los nueve que estuviste en mi barriguita) para enseñarnos tantas cosas. Hay personas que llegarán a la vejez, que estoy segura que no dejan a su paso tanta huella y tantísimo amor. Tenemos tanto que agradecerte. Has unido mucho más a tus papis, tus hermanos han aprendido a ser un poco más independientes y me han dado también ellos una gran lección de amor no teniendo en cuenta que estuviésemos tan pendientes de ti. Y te han querido y cuidado tanto. Pero lo más importante, nos has enseñado a valorar lo que es verdaderamente importante en esta vida. Y hemos conocido a tantos grandes profesionales, tan humanos, que han hecho tanto por ti, y familias tan maravillosas y a sus pequeños, luchadores y extraordinarios hijos. Niños y niñas que llevan meses en hospitales, muy malitos, dependiendo de máquinas, de medidas extraordinarias para poder vivir, y esperando órganos para ser trasplantados y que no pierden la sonrisa. Que su mejor día no es que se hayan portado bien y papi o mami le compren la Play, sino que no tengan fiebre para poder salir de una UCI para poder ir de paseo por los pasillos, o acercarse al cole del hospital o a ver las actuaciones del mago o del payaso o el que toque ese día. He aprendido tanto, tantísimo de ellos y de sus padres coraje. Y me llevo tantos buenos nuevos amigos. Pero en esta historia, y aunque hoy en día este tan “de moda” el aborto, que sepas que no hay un solo día que me haya arrepentido de tenerte. Por muy fuerte que haya sido el dolor, o las malas noticias, siempre has tenido tu maravillosa sonrisa y tu mirada con esas pestañitas, para que pudiésemos tirar para adelante. Desde el día 9 tenemos otro “enchufe” en el cielo, otro angelito, que estará jugando con su hermanito, y que estoy segura que nos va a cuidar a todos. Te hemos querido y te queremos tanto. Y te vamos a echar tantísimo de menos. Nunca, nunca, nunca te olvidaremos.
No hay palabras para agradeceros a todos vuestro apoyo y cariño durante estos meses. GRACIAS.
Pablito llegó a nuestras vidas un precioso 22 de enero y su luz empezó a brillar en el cielo un soleado 9 de octubre.