Ingredientes
- 1 coliflor grande
- 6 dientes de ajo
- Pimentón
- Perejil
- Aceite de oliva
- Sal
Preparación
En primer lugar, cocemos la coliflor en cuatro tozos, para que no se rompán los tallos. Para ello, ponemos una olla de agua a hervir con un poco de sal y cuando comience la ebullición ponemos en el agua medio limón, para evitar, en parte, el fuerte olor de la coliflor. Es importante que la cozamos destapada, así quedará más blanqueada. Cuando los tallos estén bien tiernos, se retira del fuego y se añade agua fría con el fin de detener la cocción. Dejamos escurrir y sacamos los tallos con cuidado de que no se rompan. Después se pasan a una fuente refractaria.
Machacamos en un mortero un diente de ajo, una ramita de perejil y un poco de sal, y añadimos un poco de agua de haber cocido la coliflor y reservamos. En una sartén con un chorro de aceite caliente se fríen el resto de los ajos hasta dorarlos, cortados menudos, con cuidado de que no se quemen. Por último, retiramos del fuego y agregamos después pimentón y un poco de aceite de oliva crudo. Sólo resta mezclarlo todo bien con la mano del mortero. Después se vierte sobre la coliflor y el plato está listo.
Recomendaciones
Para este plato suave y ligero de verduras, le va muy bien un vino afrutado de uva verdejo, como es el Monte Blanco de Ramón Bilbao.