El próximo domingo se celebra el Día Internacional del cáncer de cérvix, que con 2.500 casos anuales diagnosticados en nuestro país -500 de ellos en Andalucía- se ha convertido ya en el cuarto tipo de cáncer con más prevalencia en la población femenina española por detrás de los de mama, pulmón y colon. Sin embargo, a pesar de su incidencia y de la agresividad que presenta en estados avanzados (en 2016 se registraron 848 muertes asociadas a esta enfermedad), sigue siendo un gran desconocido, según reconocen oncólogos y ginecólogos.
Para explicar cómo se transmite, cuales son sus síntomas y, sobre todo, cómo puede prevenirse, hoy, dos de los principales expertos en cáncer de cérvix en Almería (también denominado cáncer de cuello de útero) ofrecen una conferencia a partir de las 19:30 h. en la Casa de las Mariposas (Puerta de Purchena, en la capital) que aportará claves sobre una enfermedad que podría erradicarse por completo en unas cuantas décadas.
Prevención
Gabriel Fiol, coordinador del Grupo Andaluz para el estudio y la prevención de la infección por el virus del papiloma humano (Gaepi-VPH) y su colega, la ginecóloga Fátima Amaya insisten en la importancia de la prevención ya que, a diferencia de otros cánceres, el de cuello de útero se desencadena por la infección que provoca el virus del papiloma. Los métodos barrera disminuyen su contagio hasta en un 70 por ciento, pero no lo eliminan completamente. Por eso los expertos hablan de la importancia de vacunación en niños y niñas en edades tempranas.
En Andalucía, la vacuna contra el VPH se empezó a administrar en septiembre de 2008. Los datos cayeron en picado al año siguiente, cuando una reacción adversa provocó la muerte de una adolescente y daños en otras chicas a las que también se había administrado el medicamento, pero se han recuperado ya y en la actualidad se sitúan en torno al 80 por ciento en niñas de hasta 12 años. “Según todos los informes del Ministerio de Sanidad y de la Agencia Española del Medicamento, la vacuna es segura y la relación riesgo-beneficio va a favor claramente del beneficio”, explica Fiol.
El virus del papiloma humano no solo causa el cáncer de cuello de útero, sino que también está presente en el 80% de los tumores de ano y de vagina, en el 40% de los de vulva y pene y en el 23% de los de faringe. Los estudios realizados a nivel internacional señalan que la protección de la vacuna es del 98 por ciento en la prevención del cáncer de cérvix.
Tener el virus del papiloma, sin embargo, no es sinónimo de desarrollar la enfermedad, señala la ginecóloga Fátima Amaya. “Es una causa necesaria pero no suficiente para tener un cáncer. Tener el HPV positivo solo implica haber tenido un contacto, una infección. Se necesitan otros ecofactores: el estilo de vida, los cambios de pareja, la alimentación, que van a hacer que, a largo plazo, persista el virus y haya más posibilidades de desarrollar el cáncer”, cuenta.
Gran eficacia en edades tempranas
La vacuna tiene la máxima eficacia si se administra antes de mantener relaciones sexuales, de ahí que se aplique a niñas de entre 9 y 13 años. La infección por el VPH es más frecuente al final de la adolescencia, aunque el cáncer tarda en desarrollarse entre 15 y 20 años.
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