David M. alias El Pitufo luce una cara alargada y oscura y una dentadura ampliamente mellada, testimonio de una vida castigada por el consumo de drogas y alcohol. Tiene 25 años de edad y la mitad de su tiempo lo ha pasado entre centros de reforma de menores e instituciones penitenciarias.
Sus primeras experiencias con el delito en Almería se produjeron antes incluso de tener edad para pisar una instalación de justicia juvenil y, aunque los recursos se volcaron en su reinserción, su leyenda negra se escribe en episodios cada vez más violentos.
Fue, en cierto modo, el fundador de una banda de delincuentes en plena adolescencia responsable de decenas de robos con violencia en Almería a principios de esta década. Visitó el Juzgado de Menores y los calabozos de la Comisaría de la Policía Nacional con demasiada frecuencia y aterrizó en los ‘hogares’ de Tierras de Oria, referente nacional entre los centros de menores, cuando vislumbraba en el horizonte la mayoría de edad. Ya entonces El Pitufo reclamaba a voces y golpes un hueco en El Acebuche. Literalmente.
En 2011, con 19 años de edad, David M. atacó a un anciano en el entorno de la Alcazaba y le amenazó con quemar su casa. Fue detenido y acusado por el asalto en compañía de otro joven. En aquellas fechas, fue imputado por participar en una cadena de atracos muy graves como parte de una banda criminal. Su arresto a manos de la Guardia Civil movilizó un gran dispositivo en torno a un cortijo en el Poniente, incluido con un helicóptero. Una mujer, amordazada y agredida con severidad, resultó herida grave.
Un año más tarde, el delincuente fue arrestado por la Policía Nacional acusado del robo de 141 piezas de joyería procedentes de golpes perpetrados entre diciembre de 2012 y febrero de 2013.
Con una veintena de arrestado, El Pitufo inauguró entonces una nueva etapa en prisión. En el centro penitenciario de El Acebuche aguantó poco tiempo tras reventar un cristal para agredir a un funcionario. Prisiones ordenó su traslado a otro penal como medida de seguridad e, incluso, extremó su calificación como medida de seguridad. Pasó a convertirse momentáneamente en “primer grado” y, tras un ‘viaje entre rejas’ por toda la comunidad autónoma, ingresó en Albolote (Granada).
El pasado jueves discutió con otro preso almeriense, P. V. de 47 años y natural de Albox. Acabó con su vida tras clavarle unas tijeras. El juez ya ha ordenado su traslado a una nueva prisión.
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