¿Vivimos un buen momento?
Convulso y, por tanto, bueno, porque obliga a esfuerzos intelectuales. Es excitante, al menos para quienes tienen las necesidades básicas cubiertas. En la empresa en la que trabajo, Brand & Roses, tenemos que inventar cosas todos los días, pues todo cambia muy rápido. Nos venía mucho tráfico desde Facebook, pero ha bajado, como en todas las empresas. Ahora Zuckerberg dice cómo contar las historias, estamos a su merced. Por eso hay que intentar buscar otros canales, volver a potenciar los newsletter, etc.
¿Cómo están manejando la comunicación los políticos?
De manera muy amateur. El ejemplo es Rajoy. A mis alumnos del Master les digo que entren en los perfiles sociales del presidente, porque se ven fotos hechas con el móvil, mensajes de todo a cien como “trabajamos por todos los españoles”. En fin... Aquí todo sale muy barato, se encarga a cualquiera.
¿Está en juego nuestra libertad más de lo que pensamos?
Clarísimamente, porque no nos damos cuenta de que Internet, a cada paso se está limitando. Tenemos la ley mordaza, gente que mandan al banquillo por lanzar un exabrupto en Twitter... Escribí un artículo que titulé “El derecho a ser gilipollas”, donde hablaba de estas cosas. Por ejemplo, el periodista Eduardo Inda tiene derecho a decir estupideces. Diferente es el derecho a mentir, difamar o injuriar.
Eres muy activo y polémico. ¿La agitación de las redes es la última forma de protesta que nos queda?
Es que no voy al gimnasio (risas). Me cuesta contenerme... Pero ha habido cosas que me han abierto los ojos, como Pokémon Go, que fue muy criticado, y lo que hizo fue sacar a los niños a la calle y eso les unió. Me hizo darme cuenta de que me hacía mayor y estaba instalado en una élite cultural. Te das cuenta de que estás equivocado. Yo no vi a Dios sino a Pokémon Go (risas).
Este verano han prohibido el nudismo en Cuevas del Almanzora y en un pueblo de Murcia, San Pedrodel Pinatar. ¿Vamos para atrás como los cangrejos?
Muy para atrás. No sé qué tipo de políticas o ideas nos han llevado a esto. Hasta el punto de que no se sabe que tú puedes hacer nudismo en cualquier playa, salvo que esté limitado por normativa municipal. Hay algo que subyace: el cuerpo desnudo se debe ocultar porque puede corromper. Pero además son debates sociales que se superaron hace tres décadas. Yo creo que las cosas se pueden solucionar con educación. Si te incomoda que una persona esté desnuda al lado díselo. Internet ha embrutecido el debate, nos comunicamos peor.
¿Qué te parecen las cifras millonarias que se mueven en el fútbol? Por Neymar han pagado 40 mil millones de las antiguas pesetas. ¿Debemos hacérnoslo mirar todos?
Es trampa. Si eso fuera un libre mercado de verdad, pues perfecto. No estoy a favor del liberalismo económico, sino de lo contrario. Cada piedra que se levanta encierra una ilegalidad. Desde que la Agencia Tributaria investiga nada más que sale porquería. Esas cifras están basadas en irregularidades fiscales Pero es pan y circo. ¿Quién ve el fútbol más allá de Madrid o Barcça y ahora Atlético? Se hace chantaje a la sociedad. Yo solo creo en Neil Young y en Leo Messi, pero si éste tiene que acabar en la cárcel y soy el juez firmo la sentencia con todo el gusto. Soy un aficionado talibán, pero reconozco que el fútbol es un deporte accesorio.
Hablando de Almería, ¿cómo cambiarías culturalmente la ciudad?
No lo sé, vengo cuatro semanas al año... El principal problema es de autoestima. Parece que creemos que nos merecemos servicios e infraestructuras pobres y sencillas. A lo mejor nos hemos equivocado en el modelo, por ejemplo del turismo low cost. Hay que traer turismo de calidad, mejorar el Parque de Cabo de Gata-Níjar y a la vez protegerlo.
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