José Abellán: "La cultura bucodental ha dado un vuelco radical"

¿Qué supuso para la especialidad que un dentista no tuviese que estudiar Medicina?
Ante todo supuso homologarnos al resto de Europa y también posibilitar que más personas pudieran acceder a la profesión. Hasta el año 1989 solo se podía ejercer si después de hacer medicina estudiabas estomatología. Hoy en día odontología es una carrera independiente con una duración de cinco años. Con la llegada de las universidades privadas y la falta de regulación sobre el número de profesionales que se necesitaban en el país, dio lugar a que el mercado se saturara y que hoy en día los que terminan esta carrera tengan un futuro más difícil.

¿Debería existir una normativa para que las clínicas dentales solo pudieran ser regentadas por odontólogos?
Por supuesto, con la salud bucodental no se puede jugar. El Consejo General de Dentistas está intentando que así sea, tratando de evitar que las clínicas se conviertan en meras empresas en las que priman solo los resultados económicos y no la calidad asistencial. En los últimos años hemos podido ver la aparición de las clínicas ‘low cost’ y del montón de problemas ocasionados en sus pacientes por mala praxis, utilización de materiales de baja calidad, fraudes, etc.

¿Es complicado montar hoy una consulta?
Desde luego, mucho más que hace treinta años. Hoy en día la profesión ha cambiado bastante y requiere una constante formación, generalmente en fines de semana. La tecnología nos ha ayudado mucho a mejorar y realizar tratamientos que antes eran impensables, pero ha supuesto dotar a las clínicas de aparatología bastante costosa (escaner, tomografia, etc.), difícil de asumir por un recién licenciado si no dispone de ayuda externa.

¿Cómo ha sido la evolución bucodental de los almerienses desde que empezaste?
Ha cambiado significativamente. En mis inicios los pacientes venían con necesidades imperiosas por dolor, infecciones, etc. Con el paso del tiempo la cultura bucodental de los almerienses ha dado un vuelco radical y el cuidado es mucho mayor con revisiones rutinarias anuales y sobre todo en la prevención.

Cambiando de asunto, tienes un lado muy aventurero relacionado con el ciclismo...
Sí (sonríe). Hago bicicleta de montaña y he ido a varias pruebas bastante duras. Acabo de venir de Sudáfrica, en donde he participado en la ‘Cape Epic’, que vendría a ser como el Tour de Francia, pero en bici de montaña. Se hace por parejas y no te puedes separar de ella dos minutos. He ido con Jose Naranjo, de Eolo. También he hecho la ‘Titan Desert’, en Marruecos y la ‘Titan Tropic’ en Cuba. Pero estas pruebas no son ningún paseo... En Cuba no paró de llover, dormíamos en tiendas de campaña que se calaban completamente de agua, y a eso súmale el esfuerzo físico de la prueba.

¿Vivimos mejor que nunca o hay demasiadas amenazas?
Desde el punto de vista de la comodidad vivimos mejor, pero no quiere decir que vivamos mejor que nunca... Me explico. Quizá antes, con menos medios materiales, podían ser más felices.

¿El consumismo es un virus?
Llega a ser un gran problema. Todo el mundo quiere tener lo que nos tratan de vender, hay ansiedad y se generan enfermedades. Comprar de manera compulsiva es una enfermedad.

En Los Ángeles han cancelado el Día de Colón porque lo consideran ofensivo hacia los indios. ¿Qué te parece?
Es absurdo que se quieran eliminar cosas que han sucedido, nos gusten o no. De lo que se hizo mal hay que aprender. Las nuevas generaciones tienen que saber lo que ha pasado en la Historia.

¿Occidente se ha equivocado en algo?
El error ha sido creer que estamos por encima del resto del mundo, menospreciando otras culturas y modos de vida.