50 mujeres buscan trabajo tras ser maltratadas y obligadas a prostituirse

Entre las participantes en un curso de inserción laboral hay también inmigrantes sin recursos

La concejala Rafaela Abad saluda a una de las participantes en el curso en presencia del alcalde, Ramón Fernández-Pacheco.
La concejala Rafaela Abad saluda a una de las participantes en el curso en presencia del alcalde, Ramón Fernández-Pacheco.
Rosa Ortiz
21:16 • 09 ene. 2018

Tanya Gonzales, 36 años, afronta la vida asomada a una sonrisa deslumbrante, sabedora de que tiene todo el futuro por delante. “Este es el principio de una nueva vida”, dice optimista. Ecuatoriana de la ciudad de  Esmeraldas, llegó a España buscando un futuro mejor cuando apenas tenía 19. Se buscó la vida en trabajos precarios, como dependienta o trabajando en supermercados, empleos sin cualificación y con poco sueldo pero que alimentaban su sueño de formar una familia y darles a sus futuros hijos las oportunidades que ella no había tenido en su país de origen. Encontró el amor, se casó y se quedó embarazada. Su primera hija nació prematura extrema. Ahí se cortó su vinculación con el mundo laboral. “No podía dejarla en la guardería, tenía que estar las 24 horas pendientes de ella. Y ya no puede seguir trabajando”. Luego tuvo otro niño y se mantuvo en pareja hasta que, hace tres meses, el matrimonio se rompió. 




“Él es un buen padre, el mejor que podría haber elegido, pero se acabó el amor. Y ahora estoy sola. Porque a los inmigrantes nos pasa esto, que si tienes pareja y se rompe, te quedas solo porque tu familia está muy lejos”, relata. 




La separación ha traído para Tanya el cambio de ciudad -de Vera a Almería- y una situación económica compleja, con dos niños a su cargo y sin trabajo. “Pero estoy segura de que con este curso, las cosas van a cambiar”, apunta. Se refiere al que han realizado mujeres como ella, inmigrantes sin recursos, pero también víctimas de redes de trata y de explotación sexual o de violencia machista. El curso, en el que han participado casi medio centenar de mujeres, ha contado con el auspicio del Ayuntamiento y la colaboración de empresas como Clece y varios hoteles, que durante los últimos meses las han preparado para que trabajen como camareras de piso o cuidadoras. Ayer, recibieron de manos del alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, el diploma acreditativo. 




“Ahora queda que las empresas confíen en nosotras, en lo que podemos aportar”, explicó Tanya tras el acto. A su lado, otra de las participantes en el curso, también de origen extranjero, asentía con la cabeza las palabras de su compañera. 




Recuperar la dignidad




La meta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp) es que las personas que sufren explotación sexual y que han sido víctimas de trata recuperen la libertad y la dignidad haciendo valer sus derechos y que logren la autonomía para emprender una vida fuera del  abuso de sus explotadores.




Apramp, a partir de la defensa y promoción de los derechos de estas personas, contribuye a prevenir y erradicar la explotación sexual y la trata, según destacó ayer la responsable de la entidad en la provincia. “La visión de la organización es, por tanto, la de un mundo en el que se reconozca la explotación sexual y la trata de seres humanos como una violació́n de derechos humanos. Donde el Estado asume su obligació́n de proteger y garantizar justicia a las personas que sufren esta violació́n de sus derechos, además de prevenir y perseguir el delito. Y por lo tanto, las víctimas deben estar en el centro de todas sus acciones, garantizando todos los derechos que tienen, incluido el derecho a la justicia y a percibir una compensación”, se explica desde la entidad.




La asociación, con una experiencia de más de 25 años,  explica que la mayor parte de las personas que se encuentran en situación de prostitución sufren explotación y viven en condiciones de vulnerabilidad y marginalidad. En la última década, la asociación ha podido constatar que la trata de seres humanos en España afecta a un altísimo porcentaje de personas.


Esto significa que, sea cual sea la causa que ha llevado a las mujeres a estar en esta situación -circunstancias económicas o un proyecto migratorio-, el engaño y la coacción, el abuso, la violencia y la falta de libertad afectan a un 90% de las personas a las que la organización tiene acceso. La mayor parte de las mujeres participantes en el curso han sido víctimas de violaciones y abusos que han afectado a su propia dignidad como personas. Ahora, buscan el trabajo que se la devuelva del todo. 



Temas relacionados

para ti

en destaque