A diario, cerca de 3.000 vehículos colapsan cada una de las seis zonas de aparcamiento que hay en el campus de la UAL, que cuenta en la actualidad con 2.736 plazas de parking. El dato supone que hay 81.800 metros cuadrados -algo así como diez campos de fútbol juntos- dedicados en exclusiva a espacio para estacionar los coches.
La saturación es tal que todos los días -algunos, como los miércoles, suelen ser especialmente intensos en la universidad-, hay decenas de vehículos estacionados a ambos lados de la carretera AL-3202 hasta superar en muchos metros los límites del campus en dirección al barrio de Costacabana, una situación que pone en riesgo a conductores, peatones y ciclistas por las maniobras irregulares y complejas que se ven obligados a realizan los coches al aparcar o al reanudar la marcha. Ni siquiera la presencia de la Policía Local impide que la gente estacione no ya dónde quiere, sino dónde puede, aún a riesgo, además, de ser multados.
“Llevamos hablando de este problema desde hace más de diez años y todavía no hemos sido capaces de darle una solución”, se queja el profesor Juan Sebastián Fernández Prados, defensor universitario en la UAL. Los dos últimos informes anuales elaborados por Fernández Prados han urgido al rectorado a tomar medidas y a elaborar, cuanto antes, un plan de movilidad sostenible, un reto de primer orden en uno de los campus más motorizados del país.
La reclamación del defensor universitario se une al movimiento emprendido por la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), que ha elaborado un informe que recopila las buenas prácticas que, en esta materia, aplican ya una decena de universidad españolas. Por razones obvias, la de Almería no aparece en este estudio.
“Uno de los temas recurrentes al inicio de cada curso en las peticiones que recibimos es la reclamación de más aparcamientos. Hace casi una década, ya se estimaba que de los 2.500 coches aparcados de promedio, casi 500 estaban en lugares no habilitados para tal fin e incluso algunos en espacios prohibidos como los reservados para personas con movilidad reducida o en salidas de emergencia”, añade el defensor universitario.
Ante un transporte público deficiente, lento y poco operativo, el coche lleva años siendo la estrella de la movilidad en el campus . La principal respuesta a lo largo de todo este tiempo ha sido, seguramente, también la más fácil: ir ampliando la oferta de plazas de parking aunque sin resolver el problema de fondo.
Respuesta global
Fernández Prados señala que la respuesta que ha de darse debe ser “global”, porque al “cochecentrismo” se le añaden otras cuestiones relacionadas con el transporte en autobús o en bicicleta.
De ahí que en las dos memorias de la defensoría presentadas hasta la fecha se reclame con urgencia un plan ya desarrollado en otras universidades españolas, consideradas como ejemplos a seguir por la Comisión Sectorial de Calidad Ambiental, Desarrollo Sostenible y Prevención de Riesgos de la CRUE. Entre ellas están la Universidad Autónoma de Barcelona, las universidades Complutense y Politécnica de Madrid, la Universidad de Barcelona o las de Cádiz, Alcalá de Henares, Vigo o La Coruña.
“El objetivo principal de un plan de movilidad debe consistir en reducir e incluso penalizar el transporte privado, individual y contaminante y en facilitar e invertir en el transporte público, colectivo y sostenible”, apunta.
Los estudiantes se quejan de viajar como “sardinas en lata”
La organización estudiantil Movimiento Popular de Estudiantes (MPE) encabeza, desde hace meses, las protestas por los problemas de movilidad que acusa el campus universitario. En las últimas semanas, este grupo de alumnos ha convocado dos asambleas -la última, el pasado día 20- para recoger quejas y experiencias de otros usuarios sobre el servicio que prestan tanto Surbus como la empresa de transporte ALSA a la Universidad de Almería.
“Cualquiera que estudie en la UAL puede contar infinitas anécdotas de sus viajes en transporte público para ir a clase. En innumerables ocasiones, el autobús va por encima de su capacidad, se salta paradas por la imposibilidad de aceptar más viajeros o hay caídas de personas debido a que no pueden ir sentados o bien agarrados. Pero esta situación no es una novedad, es algo que se lleva produciendo desde hace más de diez años”, cuentan.
El MPE ha realizado una encuesta entre los estudiantes para comprobar que los problemas de transporte no son un caso aislado, sino que afectan a “todas” las personas que usan el autobús. El sondeo revela que el 83% del alumnado hace uso del servicio de autobuses y pone en evidencia las siguientes quejas: los tiempos de espera superan los 5 minutos para la mitad de los encuestados y los 10 para una quinta parte, contribuyendo a ello la falta de precisión de la app, lo que incrementa las molestias del 25% de los alumnos que tienen que realizan transbordo.
Falta de espacio
La queja más común es la falta de espacio en el interior de los buses, señalada por el 91% de los encuestados, “siendo irreal la capacidad teórica de los vehículos”. Esto provoca que un 81,5% admita haber dejado pasar buses por estar hasta los topes y, lo que es más grave, hay un 23% de las chicas que denuncian haber sufrido acoso en su interior.
Ante esto, el Movimiento Popular de Estudiantes ha lanzado una campaña en redes sociales con el hashtag #SardinasEnLataUAL. “En fechas de exámenes, las horas punta se convierten en un infierno”, dicen. Además, los jóvenes están preparando movilizaciones contra el Ayuntamiento de Almería y Surbus, empresa que cuenta con la concesión del transporte público en Almería.
Entre las medidas que plantean, los estudiantes piden cambiar las rutas circulares a lineales, basándose en modelos de ciudades como Granada o Málaga. También, una mejor gestión de los tiempos de espera y comunicación entre los propios vehículos, ya que uno de los problemas más recurrentes es subirse a un autobús sin apenas espacio y que, al minuto, llegue otro completamente vacío de la misma línea u otra que también se dirige a la universidad.
Además, a la demanda de la realización de un plan de movilidad, los estudiantes piden que se haga efectivo el uso de la tarjeta universitaria todo el fin de semana, problema reportado por bastantes alumnos y que aumenten los viajes durante sábados y domingos, especialmente en época de exámenes.
“El refuerzo no puede hacerse en detrimento del resto de líneas”, dicen, al tiempo que muestran su apoyo a los conductores “que son los que reciben y sufren nuestras quejas”.
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