Lleva muchos años fuera de Almería, pero viene con frecuencia y mantiene una estrecha vinculación emocional con todo lo almeriense. Presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, habla con pasión de lo que más le apasiona: la comunicación.
El Consejo le dio un tirón de orejas a varias televisiones con el tratamiento del caso del niño Gabriel...
Bueno, más que un tirón de orejas. Nosotros hemos propuesto al CMNC que actúe.
¿Qué han visto?
Nuestros técnicos han dicho que en los trece años que lleva el Consejo es lo peor que han visto, el peor tratamiento, y mire que nosotros hemos visto cosas. En el curso de verano al que me ha invitado este año la Universidad de Málaga he llevado el caso del Salobral [la niña que mató un hombre en esa pedanía de Albacete] por violencia de género, y he llevado el tema de Gabriel como ejemplo de todo lo que no se puede hacer en Periodismo.
¿Qué líneas rojas se han traspasado?
Nuestro informe fue durísimo. Algunos programas de televisión creo que traspasaron todas las líneas que pueden traspasarse en Periodismo, todas. El derecho a la intimidad, a la protección del honor… todos. Básicamente se traspasaron con el chico que al principio, solo por un día, apuntaron como sospechoso. Cuando ya el propio ministro hace unas declaraciones descartando absolutamente la participación de este chico, algunas televisiones seguían hablando de él, refutando las pruebas y la investigación que estaba haciendo la Guardia Civil. Es que hay que leerlo.
Lo leí. Muy duro.
En definitiva, es rellenar cinco horas de un programa de morbo con un tema sin absolutamente ningún dato, y desde luego sin ningún dato contrastado. Verdaderamente fue un linchamiento contra este muchacho. Hablaron de su historial clínico, el tratamiento que tenía, qué padecía… Linchamiento. Esa es la palabra.
¿Por qué esto sigue sucediendo con casos muy mediáticos si no es la primera vez? ¿no hemos aprendido?
No es un problema de no haber aprendido, el problema es que en algunos programas de algunos medios prima absolutamente la audiencia sobre cualquier otro principio. Y eso tiene necesariamente que regularse. Conozco bien cómo funciona el regulador francés, y estas cosas no las permite, ni se permite el morbo. La televisión al final es un medio de masas de tal importancia en la sociedad, tiene tal capacidad de penetración, de formar y de informar, que esa sensación por parte de algunos programadores de que pueden hacer lo que quieran y cuando quieran, aunque sea horario protegido, es un problema importante que tiene España. Y todo en aras de conseguir audiencia.
¿No existe responsabilidad ética de los programadores o responsables de contenidos? Hablamos sobre todo de las privadas, pero las públicas no están exentas de estas prácticas.
No, no están exentas. De hecho, en ese informe del caso Gabriel, Televisión Española lamentablemente no sale bien. Lamentablemente, porque a mí siempre me queda el refugio de decir que, en casi todo, lo público lo hace mejor. Pero en este caso tampoco lo hizo bien Televisión Española. Otro problema que nosotros estamos viendo es que, al final, estos programas tienen un efecto imitación en los programas informativos, que se contagian. Después, muchos de estos programas se emiten en horario protegido.
¿Alguien respeta el horario protegido?
Algunas cadenas sí. Desde luego, no hay una programación idónea para los menores, pero al menos hay algunas televisiones que en horario protegido no hacen nada llamativo. Hay otros programas que no se deberían emitir en horario protegido, así de claro. En ese horario usted no puede hacer ese tipo de programación que atente contra los menores, que tenga violencia, lenguaje soez. Mire usted a las cinco de la tarde lo que hay.
¿No se puede entonces confiar en la autorregulación y en los códigos éticos y deontológicos?
Absolutamente. Esa es la conclusión a la que llego, después de mi experiencia en el Consejo, que los códigos éticos están muy bien, creo que hay que fomentarlos, pero hay que tener una regulación que te permita actuar si no se cumplen.
¿Y ve voluntad por parte de los diferentes gobiernos de intervenir?
Tienen rachas. Desde un análisis objetivo te das cuenta de que hay temas que alarman mucho, y hay como cierto amago. Yo estoy segura de que si pudiera llevar este caso de Gabriel al Parlamento nacional,¿usted cree que habría algún grupo que dijera que le parece estupendo que hagan eso con ese muchacho? ¿o que a la asesina le llamen puta negra? Todo el mundo diría qué barbaridad, eso no puede ser. Ahora, ¿cuál es el paso siguiente? Y ahí es donde están las discrepancias. Hay quien opina que tiene que ser solo la autorregulación, y yo creo que tiene que ser la autorregulación junto con un organismo regulador como en todos los países europeos.
¿En nuestro contexto somos los únicos sin capacidad punitiva?
Los únicos de toda Europa. Siempre lo subrayo. Para mí, que España no cuente con un Consejo Audiovisual de nivel estatal es un déficit democrático. El Audiovisual francés es una absoluta autoridad en Francia, tiene un edificio, cientos de trabajadores, un presupuesto de 40 millones de euros. Y los operadores cumplen sus instrucciones. Dos comunidades que quisieron dar un paso de calidad democrática lo crearon, Cataluña, y después Andalucía. Pero, claro, nosotros podemos regular para Andalucía, pero si tú pones Antena 3 o lo ves en Tele 5….
Que no llegue a regularse ¿es por el lobby y las presión de las televisión?
Claro, claro, presionan. La Ley Audiovisual, en la que yo participé cuando era senadora, recogía entre otras muchísimas cosas la creación del Consejo Estatal de Medios Audiovisuales. Se aprobó la Ley en 2010, el Gobierno en ese momento no lo creó, y cuando hubo un cambio de Gobierno, tampoco. Ahí está.
Estamos estancados.
Yo tengo la esperanza de que en esta nueva etapa se abordará. Y la tengo, entre otras cosas, porque a mí me pidieron comparecer cuando se creó la Comisión para el Pacto de Estado de la Violencia de Género, y una de las medidas que llevé fue que se creara el CEMA, por cómo se trataba la violencia de género, todo lo que se podía hacer desde los medios audiovisuales contra la violencia de género. Y fue una de las medidas que aprobaron.
¿Es información o morbo que a los condenados de La Manada se les espere a las puertas de un juzgado para que hagan declaraciones?
Depende del tratamiento. Si se contextualiza el porqué se le está pidiendo información, y se dice qué es lo que han hecho, y que están condenados, que tienen que comparecer allí como una obligación, no como un paseíllo en multitudes, puede ser una información. Pero si tú sacas una imagen del chulazo de uno de ellos, con las gafas de sol, repeinado, y no lo contextualizas, parece que el muchacho es un héroe. Porque la imagen que tú proyectas es una imagen muy potente.
Es el mito de que la imagen es la verdad absoluta, la objetividad…
Eso no es verdad, una imagen puede decir muchas cosas, o las contrarias. Yo no creo que la imagen sea la verdad absoluta, por eso nosotros estamos muy empeñados en hablar de la alfabetización mediática.
¿Con la imagen se manipula mucho?
Más que con las palabras, o por lo menos, tanto como con las palabras.
¿Hablar de telebasura define a lo que hay en nuestras parrillas?
Es un término acuñado que define un cierto tipo de programas. Pero una cosa es programa basura en cuanto a contenidos rechazables desde un punto de vista estético y ético, y otra cosa es que no te guste. La televisión generalista pretende ocupar todo el espectro de la sociedad, y la sociedad va desde la persona sin ningún estudio a la persona más culta. Entre ambas, está todo lo demás. La televisión generalista pretende llegar a esta masa, no está pensada para los intelectuales. Tú decides la franja. La Sexta, por ejemplo, tiene un target muy claro. ¿Qué le pasa a la televisión pública? Que sí tiene la obligación de cubrir todo el espectro. Por eso, hace ya muchos años que nosotros estudiábamos que en Estados Unidos la televisión era a demanda. Ahora en España ese mercado cada día crece más. La televisión en abierto pierde por la especialización.
Y eso irá a más, claro.
Claro. Entonces, ¿qué hace una televisión como Tele5? Pues se centra más en un tipo de target, igual que hace Canal Sur.
De todas maneras, sobre determinados programas, como Sálvame, hay un cierto consenso en que no son precisamente edificantes.
Es que son programas que se dedican a hacer espectáculo de cualquier cosa.
¿Eso hace daño socialmente?
Para mi sí, pero esto es una opinión personal.
Lo digo porque crean modelo sociales que los niños y jóvenes quieren imitar.
Está claro, por eso las primeras palabras que he dicho es que la televisión tiene tanta importancia en una sociedad, por la transmisión de valores, que no se puede dejar al albur de lo que cualquiera pretenda.
Series como Aquí no hay quien viva, o La que se avecina, ¿es de recibo que sean accesibles para los menores?
Para mí el tema importante es el horario. El legislador ha tenido sensiblidad hacia el horario protegido en la publicidad de alcohol o en el esoterismo, están prohibidos en horario protegido. Hay veces que no es tanto el contenido como el horario en que lo emites. De todas maneras, nos estamos encontrando con un problema importante, que es internet. Ahora tenemos todo en internet.
¿Y qué habría que hacer?
La directiva europea que se aprueba en otoño entra a que se pueda actuar con respecto a ciertas plataformas de distribución de vídeos. Para mí, el problema está en aquellas cosas que realmente no está bien que vean niños de diez u once años que están en pleno desarrollo, pero que las ha emitido la tele, y tú puedes acceder a ello a la hora que te dé la gana. Eso es más difícil, porque puedes actuar sobre las plataformas, pero, claro, si tú al final quieres ver Hombres, mujeres y viceversa, pues lo verás.
Los jóvenes están cada vez más alejados de los medios tradicionales, eso incluye a la televisión...
Están más alejados de los medios convencionales como soporte, acceden a los contenidos mediante este otro soporte [muestra el teléfono móvil]. Lo que hacen muchos menores es que acceden a todo, no por la televisión tradicional, sino con otros soportes.
Nuestra capacidad de reacción ante esta realidad, como sociedad, como legisladores, ¿va muy lenta?
Yo tengo la sensación de que en España un poco. Volvemos a lo mismo, el que no exista un Consejo Audiovisual estatal que se dedique a esto. Si tú tienes un órgano respetado y con capacidad de actuación, iríamos dando pasos más rápidos. Te voy a poner un ejemplo. Una de las últimas batallas que libramos es sobre la publicidad del juego on line. ¿Crees que es normal que a las cuatro de la tarde estén bombardeando con las apuestas? La ludopatía ha subido en unos porcentajes alarmantes desde que existe este fenómeno. Y nada, no hay manera. Hemos hecho ya dos informes, hemos pedido que se regule. Consideramos que los ídolos de los adolescentes no deben hacer publicidad, no debes insertarlo en el discurso narrativo. Pero nosotros somos Andalucía, y pequeñitos. Yo levanto la voz, hago declaraciones, pero se queda donde se queda.
Además del juego, ¿qué otras ‘batallas’ libran?
Nosotros tenemos una línea de trabajo que es el fomento de la igualdad y una de las cosas en las que vemos que los medios son menos sensibles son los temas relacionados con la mujer, no ya solo en el tratamiento de la violencia de género, sino en los informes que hacemos del tiempo de voz, qué mujeres salen en los informativos, quiénes salen, de qué hablan. El porcentaje que aparece es del 33% mujeres, 77% hombres. Y en el análisis cualitativo, las mujeres hablan de los temas relacionados con su papel de cuidadoras, de mujer consumidora, por supuesto de la violencia de género... Las expertas son muchísimo menos frecuentes en la televisión que los expertos. Después hay veces que en pluralismo también tenemos que dar un toque, porque las televisiones, y eso más en televisiones locales, tienen una tendencia a creer que la televisión es suya.
¿En eso se incurre mucho?
Se incurría más. Tengo que decir que en los últimos ayuntamientos, como se han perdido bastantes mayorías absolutas, se ha adelantado mucho. Cádiz, de tener una televisión a la que habíamos hecho varias advertencias, ahora tiene una televisión absolutamente plural, son los que más tiempo le dan a la oposición.
Muchas veces se justifica que no salgan más mujeres expertas alegando que no hay, o no se encuentran.
Eso es absolutamente falta de diligencia del medio. Si alguna vez te lo dicen, pon de ejemplo el nuevo Gobierno, parece que la gente se ha sorprendido de que hubiera mujeres tan preparadas.
¿El lenguaje en la información deportiva es sexista?
Muchísimas veces. Muchos medios todavía hablan de los atributos de las mujeres en vez de hablar de sus medallas. Es tremendo.
Hace unos años el mayor caballo de batalla en el sexismo era la publicidad. ¿Se ha mejorado en eso?
Sí, mucho, mucho. Yo estuve en el Consejo de Administración de Canal Sur cuando se creó, en el año 87, tuvimos que hacer las normas de programación, las de publicidad…. Algunos anuncios que se hacían entonces ahora no se podrían emitir. De todas maneras sigue habiendo mucha, pero ahora una marca no se atreve a hacer una campaña sexista porque tendría un rechazo de una parte de la sociedad que le repercutiría en las ventas, que es lo que mejor funciona.
¿Tenemos suficiente educación audiovisual, sería recomendable este tipo de enseñanzas en los curriculum?
Absolutamente. Esta es la nueva asignatura del siglo XXI y debería formar parte del curriculum educativo de los menores. Nosotros convocamos todos los años una campaña que se llama El audiovisual en la escuela, para, con el aliciente de un premio, promover que los niños sepan utilizar los medios, no solo mecánicamente, sino el mensaje. No te puedes imaginar la respuesta tan maravillosa. Este año se ha llevado el premio un colegio de Almería, una preciosidad de vídeo, denunciando los estereotipos. La conciencia crítica es imprescindible. Y tiene que empezar en la escuela.
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