Los jóvenes que soñaban con Marisol

Este mes se cumplen 57 años de la primera vez que la artista estuvo en Almería

Marisol,  el 30 de diciembre de 1961, cuando fue la estrella del comedor del Club de Mar.
Marisol, el 30 de diciembre de 1961, cuando fue la estrella del comedor del Club de Mar.
Eduardo Pino
07:00 • 17 dic. 2018

En la lista de amores imposibles de una generación de niños y adolescentes de Almería estaba, entre los primeros nombres, el de Marisol. Fueron muchos los que cayeron rendidos ante la fuerza de sus ojos y esa gracia natural con la que inundaba la pantalla cada vez que aparecía en una película. Cuando estrenaban una de Marisol se formaban colas delante de la taquilla de los cines y tanto ellos como ellas recortaban las fotografías que salían en las revistas de la época para después pegarlas en las carpetas y en los libros del instituto.



Era un amor inalcanzable, la niña perfecta, la compañera de clase que todos hubieran querido tener, la vecina soñada, la novia que todos compartían en las butacas de las salas de cine en aquellas sesiones de los domingos que olían a tostones, a barra de regaliz y a colonia a granel.



El 22 de diciembre de 1961 el cine Imperial estrenó a bombo y platillo la película ‘Ha llegado un ángel’, donde la estrella era ella, una niña de trece años que unos meses antes había dado el gran salto a la fama con la película ‘Un rayo de luz’.



La empresa Imperial preparó, como el gran acontecimiento de aquellas navidades, dos sesiones en las que la propia actriz iba a estar presente en la sala para hablar con sus admiradores y firmar autógrafos. La fecha elegida fue la del 30 de diciembre. Todos aquellos que acudieran a las sesiones de las cinco y las siete de la tarde con entrada numerada, podrían rozarse con la niña prodigio. La iniciativa fue un éxito y en la puerta del cine se aglomeró tanta gente como para poder haber llenado diez veces la sala. 



En aquellos años, Marisol ya un fenómeno social. Fueron muchos los almerienses de entonces que le escribieron cartas para pedirle una fotografía, y después tuvieron la satisfacción de ser correspondidos con la respuesta de la artista. Hubo como un enamoramiento generalizado en los niños de entre diez y dieciocho años, fomentado por la carga propagandística que les llegaba a través de la radio. 



Las dos emisoras locales de la época tenían como programas estrellas, los musicales. Radio Almería emitía a diario dos sesiones de su popular programa ‘Discos dedicados’, el primero entre tres y cuatro y media y el segundo de seis y media a siete. En Radio Juventud los oyentes podían disfrutar de las novedades que iban saliendo en el marcado discográfico en ‘Tiempo Musical’, que se emitía de tres a cuatro de la tarde. 



El que más audiencia tenía era  el de ‘Discos dedicados’, donde se escuchó por primera vez la canción ‘Estando contigo’, que fue uno de los grandes éxitos de la cantante malagueña. La gente llamaba por teléfono a la emisora para hacer su petición y después, la voz cercana del locutor decía: “Seguidamente, la canción ‘Corre, corre caballito’, de Marisol, para Encarnita, la niña más guapa de La Cañada, de sus padres y abuelos en el día de su santo”.



De tanto repetir las canciones la gente se las aprendía en una semana y como todo el mundo escuchaba los mismos programas, todos se sabían las mismas canciones. Los que tenían condiciones para quedarse con las letras de oídas tenían después la oportunidad de estudiarse las letras cuando salían publicadas en los cancioneros de papel que vendían en los kioscos.


El día que Marisol vino por primera vez a Almería, ya era una estrella aunque sólo hubiera rodado dos películas y haber cantado una manojo de canciones. Tenía un ángel que la hacía diferente, madera de estrella, como dijeron entonces los críticos.


Aquel 30 de diciembre de 1961, la artista se presentó con un elegante abrigo de cuadros de los que se pusieron de moda a comienzos de los sesenta y un  pañuelo sobre la cabeza que atenuaba su aspecto de niña. Lucía, además, una esplendida melena rubia que le caía por los hombros.


El primer acto oficial que tuvo Marisol nada más llegar a la ciudad fue un almuerzo en las instalaciones del Club de Mar, que entonces estaba a la entrada a la ciudad por Pescadería. Cuando sus seguidores la vieron bajar del coche, hicieron correr la noticia con tanta velocidad que en quince minutos la puerta del restaurante estaba llena de niños que querían ver a su ídolo. 


Sin embargo, fueron pocos los que gozaron del privilegio de hablar con ella y de pedirle un autógrafo, una posibilidad que solo tuvieron los que aquel día compartieron el comedor del establecimiento.  Eran los años dorados del Club de Mar, dirigido entonces por Francisco Sierra López, uno de los más grandes hosteleros que hubo en Almería, uno de esos hombres que vivió entregado durante  a su oficio. El almuerzo de Marisol, en el invierno de 1961, fue también un gran acontecimiento para el Club de Mar, que empezaban a hacer historia.



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