¿La violencia de género ha crecido o es que ahora tenemos mejores mecanismos para cuantificarla?
Ambas cosas. Antes pasaba desapercibida, pero también está creciendo. La violencia de género no era necesaria en sus expresiones más violentas hasta hace poco puesto que en la sociedad patriarcal cada cual sabía cuando nacía qué papel se esperaba de ellos. ¿Qué ocurre? Que, derivadas de la Revolución Francesa, las aspiraciones de libertad y de igualdad, las mujeres se las creen también, y hacen un largo recorrido del siglo XIX al XX. En España ese recorrido se ve muy ralentizado por los 40 años de la dictadura, pero con la democracia entramos en ese mismo proceso. Al exigir derechos, quienes tienen privilegios, en este caso los hombres machistas, reaccionan violentamente. El mundo machista es muy tranquilizador para mucha gente, porque cada cual tiene claro qué papel se espera de él. Lo valiente es descubrir un mundo nuevo, en igualdad.
¿Hasta qué punto conocemos la dimensión del problema, es solo la punta del iceberg?
Sin duda. Unas 16.000 personas son los casos activos que tenemos ahora mismo en el sistema Viogén en Andalucía. Esos son los casos en los que las mujeres, o su entorno, han denunciado y que nos constan. Pero hay otra violencia fuera de ahí, nos tememos, muy soterrada, y nos preocupa de manera muy especial en la adolescencia, en la que no se plantean la denuncia, no ha habido un recorrido de tiempo suficiente de maltrato, las chicas tampoco tienen una claridad, y esa situación de control por parte de su pareja la interpretan de una manera positiva, sin saber que es el camino que dará paso, a veces a mucha velocidad, a la violencia.
Da la sensación de que en esas etapas de edad hay una regresión, ¿es así con los instrumentos de información que hay ahora?
Lamentablemente es así. Esperábamos que las siguientes generaciones ya venían con una formación en igualdad que nos hacía pensar que era una cuestión de tiempo. Lamentablemente no . Hay dos factores importantes, puede que no los únicos. En primer lugar, este país desistió de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. ¿Es posible que esa asignatura hubiera hecho algo por reducir el fenómeno en las edades adolescentes? Confiábamos en ello. Y en segundo lugar, el impacto de las nuevas tecnologías, que posibilitan que sepamos con exactitud dónde está una persona por su móvil y que se pueda pedir a una chica que ponga imágenes de su habitación para corroborar que no está con otro, los whatsapp insistentes… La generación digital, que vive a través de los dispositivos móviles, también vive a través de ellos controlando lo que antes se hacía de una manera más rudimentaria.
¿Qué papel juegan los modelos culturales actuales, música, influencers...?
Youtubers, influencers, este tipo de modelos seguidos por cientos de miles de adolescentes sin una formación, dejándose llevar por el éxito de una canción, con una letra que no pasaría ningún estándar de igualdad mínimo, que el estereotipo de una chica influencer muestra su aspecto físico y lo derivado de él, mientras que un chico es la creación artística. Cuando las generaciones anteriores eran adolescentes había contacto físico y los modelos eran los que tenían al lado, pero ahora buscan modelos con un contacto a través de la red, eso ha distorsionado completamente los modelos culturales, y, además, nos hace mucho más complejo dar unas pautas en igualdad a esta población que es verdaderamente preocupante.
Algunos lugares comunes que estamos escuchando en los últimos tiempos: la Ley contra la Violencia contra la Mujer es discriminatoria, solo protege a las mujeres y no a los hombres. ¿Qué dice ante eso?
Quienes lo dicen lo dicen sabiendo que es mentira. El artículo 173.2 de nuestro Código Penal castiga, con sus agravantes correspondientes, la violencia en el seno de la familia. ¿Qué ocurre con la violencia que ejerce un hombre contra una mujer sea su pareja o lo haya sido? Que es una violencia especial. La Ley de 2004 determinaba los límites de esa violencia. En aquel momento se vio que había que poner un foco muy especial en la violencia fruto de una relación sentimental. Es verdad que en 2011 el convenio de Estambul fija un concepto mucho más amplio, que incluye también a la violencia sexual, con formas tan terribles como ablación del clítoris, matrimonio forzado o los ataques sexuales de los que desgraciadamente estamos viendo un número de casos importantes.
¿Caso de La Manada por ejemplo?
Estos casos de violaciones grupales, en los que no hay una relación sentimental del agresor hacia la víctima, qué duda cabe que obedecen a un mismo mundo patriarcal, machista, en el que los hombres pueden usar a las mujeres.
Vuelvo a la primera pregunta. Casos como estos, ¿se conocen ahora más, hay más, o son fruto de una condena poco ejemplarizante?
No solo es que la condena no haya sido lo bastante ejemplarizante, que, por supuesto. También porque por las redes sociales y la facilidad de la comunicación hoy en día, se crean pautas de comportamiento imitables, por aquello de probar algo nuevo, que está de moda, algo de lo que se habla mucho, muchas pandillas de chicos pueden pensar que se puede hacer, y si nos pillan tampoco nos van a poner una condena grave. Estamos poniendo ejemplos terribles a nuestra juventud. Yo creo que en parte esto es lo que cimenta este tipo de violaciones grupales. Hay una propuesta por parte de este Gobierno para hacer una reforma del Código Penal en la que los delitos de agresión sexual se denominen de una sola manera. Y los expertos han recomendado que se modifique con agravantes del uso de la fuerza, de la intimidación y la coacción, y el agravante fundamental de que sean dos o más los agresores.
Parece algo de lógica.
Digamos que estamos haciendo un traje a medida del comportamiento que estamos observando.
Otro lugar común que se ha extendido. Las mujeres no quieren la igualdad, quieren estar por encima de los hombres. ¿Qué opina?
El feminismo no es lo contrario del machismo, en modo alguno. El machismo supone un mundo en el que el varón es preponderante sobre la mujer, que tiene un papel subordinado o secundario. El feminismo no dice que las mujeres tienen un papel preponderante y los hombres un papel supeditado. El feminismo es uno de los grandes movimientos de liberación de la humanidad, comparable a los grandes valores de la Revolución Francesa, de la igualdad de los ciudadanos ante la Ley y en derechos. Quienes nos situamos en las posiciones feministas entendemos que es un mundo muy deseable y mucho mejor para las mujeres pero también para los hombres, puesto que no obliga a los hombres a adoptar, quieran o no quieran, ese papel que la sociedad le viene adjudicando de ser el que lleva el sueldo a casa, el principal cabeza de familia, de tener el papel preponderante en núcleos de participación, sociales y de convivencia.
Otra idea muy proclamada: muchas denuncias de violencia de género son falsas, se presentan para sacar ventaja en los divorcios.
El Consejo General del Poder Judicial dio para el año 2017, el último que se ha estudiado, un 0,0071% de denuncias falsas que, de las que no había ningún hecho detrás que sustentara esas denuncias. Y yo me pregunto: ¿cuántas denuncias judiciales falsas, en materia, por ejemplo de seguros, hay un año? Con toda probabilidad, una cifra infinitamente más alta, y a nadie se le ocurre decir por ello que los seguros no deben tener una denuncia porque buena parte de ellas son falsas. Ese es un ataque que quiere, simplemente por una infinitésima parte, atacar al todo porque hay una posición ideológica de partida machista.
¿Qué nivel de riesgo supone que estos lugares comunes se hayan introducido en el discurso de un partido con aspiración a estar en los parlamentos?
Entendemos que quienes tienen mucho dinero y recursos para invertir en este tipo de ideologías, como la extrema derecha que tenemos ahora en España, han estudiado muy bien qué discursos en nuestro país son los que más venden, y, desde luego, los que son más peligrosos y más desintegradores. En España han decidido que esos discursos son dos: la unidad de España y el machismo. Y sobre esos dos pivotes están actuando. A mí me costó trabajo saber por qué esta gente ataca a las mujeres, con todos los temas que tenemos en nuestra sociedad: falta de viviendas, falta de empleo, pensiones pequeñísimas… ¿por qué se van a eso si en nuestro país había un consenso social de que había que luchar por la igualdad y continuar avanzando? Yo lo tengo ya claro. Las mujeres libres somos un peligro para ese tipo de mentalidades.
¿Entiende que en ese partido haya mujeres que interioricen y defiendan ese argumentario?
Sin duda porque por nacer mujer no se viene con un curso de igualdad hecho. Las personas nacen y vienen a un mundo que es patriarcal. Hacemos una construcción posterior y, desde luego, la mayoría de las mujeres la hacemos porque luchamos por nuestros propios derechos y por los derechos de un mundo más justo. Pero hay muchas mujeres que no hacen esa construcción, y están convencidas de que ese es el mejor mundo posible. Luego a mi no me extraña.
¿Estamos en riesgo de romper el consenso social del que hablaba en torno a la igualdad?
Sin duda ninguna que sí de prestarle altavoz y de llevarlos a los gobiernos las fuerzas de la derecha, que tenían un consenso también. Precisamente esas fuerzas que se alían con la extrema derecha pretendiendo que esta se matice un poco, lo que están consiguiendo es lo contrario. En esa especie de liguilla que tiene la derecha es donde está la verdadera batalla política ahora mismo en nuestro país, y van cada minuto a un paso más. Es terrible las cosas que estamos escuchando que creíamos que pertenecían a los primeros capítulos del Cuéntame. En cualquier caso, el Gobierno tiene un firme compromiso constitucional con el artículo 14 de la igualdad ante la ley, el artículo 15, el derecho a la vida y la integridad física y moral, y con el artículo 9.2. que mandata a los poderes públicos a remover los obstáculos que impidan o dificulten la igualdad. Sabemos que hay quien abre la Constitución solo por el artículo 155. Bueno, pues los 154 anteriores, entre ellos estos tres, y los 14 posteriores, son todos de igual cumplimiento. Cuando hablamos de igualdad de género estamos hablando de la vida, la integridad, la libertad, y los derechos de más de la mitad de la población. Si a algo le tenemos que poner letras mayúsculas en los valores constitucionales, a mí no se me ocurre nada más importante.
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