Vamos a dar un paseo plácido por una plaza que toda Almería conoce por lo céntrico de su ubicación: la plaza de San Sebastián. Bonita, acogedora y bellamente ajardinada tras su última restauración, no es posible ha- cerla exclusivamente peatonal, como sería el deseo de muchos.
Existe la creencia general de que la plaza tomó el nombre de la iglesia que la preside, cuando es justamente al revés: la plaza se abrió en el siglo XI extramuros de la Puerta de Pechina con el nombre de S. Sebastián de las Huertas; y el templo se levantó en el siglo XVIII.
La plaza de San Sebastián es desde el siglo XI uno de los lugares más populosos de la ciudad, encrucijada de los caminos que llegaban de nordeste y de levante. La Almería musulmana extramuros la presidía la Mezquita que en la Almería cristiana se convirtió en Ermita de San Sebastián.
En el siglo XVIII el anchurón pasó a ser una plaza, en la que se erigió en el año 1800 un pequeño y sencillo monumento a la Inmaculada. Fue pobremente restaurada tras de la guerra civil y hace un lustro se produjo la última restauración.
Desde los años 70 ha cambiado mucho, derribando la piqueta sin piedad las viejas casas de dos alturas allí existentes e incluso una coqueta fuente.
La Iglesia
Dijimos que la plaza de San Sebastián se abrió extramuros de la Puerta de Pechina en el siglo XI con el nombre de San Sebastián de las Huertas. Cuando en el siglo XVIII se levantó una iglesia en el solar que ocupaba primero una mezquita y luego una ermita, se le dio el nombre de la plaza.
En 1673 se erigió la Iglesia actual en las huertas cercanas a la Puerta Purchena. La bendijo en 1679 el obispo de Almería, Antonio de Ibarra, cuyas armas aparecen sobre la puerta lateral. Tiene pues 340 años de historia.
El templo tiene una sola torre poligonal, dos portadas y es de estilo barroco con elementos neoclásicos, como la fachada principal, obra de los arquitectos Ventura Rodríguez y Juan Antº Munar, quienes la finalizaron en el el siglo XVIII.
En ella existe un relieve atribuido a Juan Salazar. Otros elementos de la portada son el cimborrio y los sólidos contrafuertes laterales. Su altar mayor luce la talla del Cristo del Amor, obra de Perceval.
Al finalizarse la iglesia, el anchurón resultante ante ella fue urbanizado y pasó a ser plaza. El único elemento ornamental que había allí es una imagen de la Inmaculada, bendecida en 1800 por el obispo de Cádiz, Antonio M. Plaza, el doctoral de la Catedral. En la última restauración se colocó una estatua.
Antes de la iglesia, allí había una mezquita que transformaron en ermita tras la Reconquista. Fue su primer ermitaño Pedro Caro que en 1497 peregrinó a Roma y logró del papa Alejandro VI el jubileo para la misa. En 1505 se dio a los Trinitarios la huerta del Rey, situada aquí, para que edificaran su convento con la ermita como iglesia.
Los Reyes Católicos ordenaron: “A de aver otro monasterio de la Trinidad en la puerta de Pechina, de fuera, en una huerta que se dice del Rey”.
El 7 de julio de 1673 el Cabildo erige la ‘parroquia de San Sebastián de las Güertas’, la dota de beneficios y ordena construir la nueva iglesia en el solar de la ermita. En esta jurisdicción había 1.305 casas, 2 escuelas de niños, 3 de niñas y 3 ermitas.
La bendijo el prior de la Catedral tras la finalización de las obras en 1679, siendo obispo Antonio Ibarra. Había costado 11.000 ducados. Quedó sin terminar la fachada que da a la plaza, que se cerró con un muro y se usó la puerta lateral de entrada a la parte del templo habilitada.
En 1883 se construyó el baptisterio y las dependencias parroquiales. Poco después el constructor de la plaza colocó el suelo de mármol. Y en 1918 Antonio Bedmar pintó el interior del templo.
La iglesia fue saqueada en la guerra civil y la nave izquierda quedó hundida. Se perdieron imágenes de gran valor artístico como la de S. Francisco y S. Antonio de Padua traída de la iglesia de los Franciscanos tras suprimir el convento en 1835.
La plaza de S. Sebastián ha cambiado totalmente su fisonomía desde los años 70 en que se derribaron antiguos caserones, entre ellos el que albergaba la popular bodega Tonda y la barbería Domínguez e incluso la casa y fuente que hacía esquina con calle Granada, para levantar altísimos e insulsos edificios.
En Abril de 2012 se finalizó la última reforma con la plantación de un gran seto en toda la zona perimetral, la distribución en dos alturas y su adaptación cuasi peatonal.
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