Dijimos que el marido de la mujer representada en la Estatua de la Caridad trabajaba en un cortijo al final de la Rambla, junto a Talleres Oliveros. María fue sorprendida por la riada al ir a cruzarla para llevarle la comida y el agua la arrastró hasta el mar.
Al cabo de unos días, las olas devolvieron los cadáveres. María tenía tan fuertemente abrazado al niño que no hubo forma de separarlos y hubo que enterrarlos juntos a madre e hijo.
Fue tal el impacto que causó esta imagen en las buenas gentes de Almería que se propuso la escena para representarla a través de la escultura: la madre con sus dos hijos, el nacido y el que llevaba en su seno, la Estatua de la Caridad.
Fue costeada por la Comisaría Real y costó 5.296 pesetas... de las de entonces. El proyecto fue del arquitecto López Rull quien la ejecutó “sin riqueza de mármoles ni bronces” y la fundió en los Talleres de Oliveros el maestro Antonio Ceballos. Fue la primera estatua que se instaló en Almería y se colocó mirando a la traicionera Rambla que acabó con la vida de 20 personas.
Como dije, sólo hubo algo bueno: que se encauzó la Rambla para que no sucediera otra catrátrofe igual.
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