El ‘fenómeno UD Almería’: dinero, “excentricidad” e “incertidumbre”

La lluvia de millones, lo extradeportivo y los resultados han creado un clima optimista

La afición vive un momento de optimismo sin precedentes.
La afición vive un momento de optimismo sin precedentes. Juan Sánchez
Álvaro Hernández
07:00 • 29 sept. 2019

Hace solo 59 días, la revolución de Turki se hacía realidad. En menos de tres meses, una lluvia de millones, un frenesí de fichajes, 5 Audis, un festival de música y 17 puntos en Liga han desatado en la ciudad un fenómeno insólito: la U.D. Almería organizada desde Arabia Saudí desata pasiones.



Los números



“La ventaja que tenía comprar el Almería es que es un club pequeño, pero estaba saneado”, plantea Marc Menchén, fundador del medio especializado en economía del deporte Palco23. “El Almería era sostenible, no tenía una mochila que dificultara un proyecto a largo plazo”, sentencia.



Pero, ¿por qué aquí? Y, sobre todo, ¿con qué intención? “Hay dos condicionantes grandes”, plantea Menchén: “Arabia Saudí, como país, ha hecho del deporte una palanca de crecimiento; el segundo es que el fútbol tiene un factor de reconocimiento social”, recuerda. Así, Turki Al-Sheikh no estaría haciendo nada que no hicieran antes Jesús Gil,  José Luis Núñez o Florentino Pérez: pasar de hombre desconocido con dinero a mediático sultán del balompié.



Y, además, un tercer factor se da por hecho en el fútbol moderno. “Si ha comprado un equipo es para hacer negocio, porque va a obtener beneficio económico”, recuerda Goyo García, periodista deportivo en el diario Marca.



Así, otro de los factores a analizar de este nuevo a Almería es su rentabilidad. ¿Recuperará Turki su inversión? “Depende de las locuras que esté dispuesto a hacer”, aventura Menchén. Las cuentas saldrían: ingresos televisivos aparte, “el precio mínimo de venta de un equipo que juegue en Primera División es de 40 millones de euros”, cifra que doblaría la puesta sobre la mesa al comprar la U.D. Almería. 



No obstante, no hay que olvidar que para sortear el límite salarial, Turki sacó de la chistera otros 30 millones de euros más para hacer una ampliación de capital.



El marketing

Más allá de por qué un rico hombre saudí elige este rincón de la Península Ibérica para desembarcar en el mundo de los negocios europeo, el aumento de popularidad del club en la propia tierra que lo vio nacer parece obra de las más brillantes mentes del marketing. Y todo, a hombros de un único hombre (con los bolsillos repletos de petrodólares, eso sí).


 “Ha resultado ser la mejor campaña de abonos, la que más ilusión ha despertado”, analiza David García Teruel, de la agencia Maquinaria Creativos (y padre de las dos últimas campañas de abonos de la U.D. Almería).




A partir de ahí, “el club tiene ahora una visión mucho más global, tanto a nivel de negocio como a la hora de establecer conexiones en esferas más allá de lo deportivo”, afirma Teruel.


Y para muestra, un botón: el Rozam Music Festival congregó a no pocos almerienses en las Almadrabillas el pasado viernes ante un escenario digno de un concierto de los Rolling Stones. 


Cómo no, la sombra de los Audis se hace presente al hablar de cautivar a la afición. “Es una excentricidad en toda regla”, asegura Marc Menchén. “Es un crecimiento artificial de la afición y habrá que ver hasta qué punto es sostenible en el tiempo: hacen falta incentivos realistas y relacionados con la marca del club, no con una de coches”, propone el fundador de Palco23, con quien concuerda Goyo García: “hay que enganchar a la afición con un proyecto deportivo”.


Pero el de los Audis no es el único aspecto de la nueva era con algo de polémica. “Puede haber personas que se sientan invadidas; parece una apisonadora a la que no le importa tanto el almeriensismo, el orgullo local y que en sus redes sociales tan solo sigue a una persona: el dueño. Hace falta algo más de diplomacia”, reflexiona García Teruel.


La presión

El desembolso de dinero y los resultados han traído consigo un fenómeno sin precedentes (tras solo 7 jornadas). “Es una ilusión desmedida”, advierte Goyo García. “Pero eso no es malo... ¿Y si sale bien?”, apuesta.




Por su parte, el psicólogo deportivo José Manuel Bustamante compara el ‘fenómeno U.D. Almería’ con algo tan intenso como el amor: “Nuestro cerebro genera dopamina como afición, al igual que cuando nos enamoramos, y mantener los pies en la tierra en un momento tan eufórico es complicado”.


No obstante, si no hay mal que 100 años dure, el amor tampoco es eterno y el efecto de la dopamina (incluso la futbolera) se acaba. “El enamoramiento solo dura 6 meses con la dopamina a tope en el cerebro; si los resultados siguen siendo así, la ilusión puede durar toda la temporada, pero hay que tener una cosa clara: no conviene estar ni en el éxtasis ni hundidos en el barro; hace falta equilibrio”, aconseja Bustamante.


El miedo

Lo que vive Almería no es nuevo. En Málaga, por ejemplo, el catarí Al Thani compró hace 9 años un club que hoy está “al borde de la desaparición”, como alerta desde SER Málaga Justo Rodríguez. “Después de vivir esto, veo lo del Almería con incertidumbre: no te puedes fiar de nadie”.


Al Thani también llegó con ideas extradeportivas: se quedó con el proyecto del puerto deportivo La Bajadilla, Marbella, y terminó perdiéndolo tras tenerlo paralizado años. “Pero los árabes son imprevisibles”, plantea Rodríguez como beneficio de la duda.


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