Dijimos que Ruiz Miralles se inició en el mundo de la pintura con 9 años. A los 14 se matriculó en la Escuela de Artes de Almería y, tras seis años, pasó a la de Sevilla. Realizó sus primeros trabajos en las iglesias de Huércal Overa, Ohanes, Serón, Alhabia y Vélez Blanco.
A principios de los años 50 realiza diversos trabajos en otras iglesias, entre ellas la de San Pedro, San Sebastián, Gádor y la cúpula del Sagrario de la Catedral. Posteriormente realiza un centenar de murales de diferentes estilos y diversas técnicas. Entre ellos sobresalen los dos del Pantano de Cuevas de Almanzora, de 2.000 y 7.000 m2.
Como pintor, se inició con los indalianos bajo la batuta de Perceval; pero pronto se desligó del grupo. En su primera etapa artística se aprecia este influjo indaliano con cuadros inspirados en Almería y en sus gentes.
Más tarde, sus óleos se vuelven más plásticos, sin dejar de ser figurativos, su técnica con espátula le permite investigar y crear texturas acercándole a una pintura impresionista. Son de esta época sus numerosos bodegones, flores y marinas, aunque lo más reseñable son sus cuadros de Bodas de Sangre y la Puerta Alpujarreña.
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