¿En qué ha cambiado su trabajo durante esta crisis y el estado de alarma?
Antes desempeñaba servicios de inspección en la seguridad privada, aunque tras el decreto de estado de alarma pasé a funciones de seguridad ciudadana, para vigilar su cumplimiento.
¿Siente que ha mejorado la percepción de la gente respecto a la Policía, como puede haberlo hecho hacia los sanitarios?
Personalmente siento que la gente nos quiere, la población siente a su Policía Nacional cerca, nos apoya en nuestra función y está con nosotros; cierto es que a veces podemos parecer ‘los malos de la película’, porque somos los encargados de identificar o sancionar a las personas que hacen caso omiso a lo establecido, pero la mayor parte de la población agradece esa función que desempeñamos, porque comprende que nuestras actuaciones siempre van dirigidas hacia el bienestar general.
¿Qué mensajes recibe en la calle? ¿Se intenta eludir el confinamiento?
Los mensajes son elocuentes, mientras vamos patrullando la gente nos vitorea. Si bien es cierto que hay personas que intentan evadir el confinamiento con diversas tretas, nos cuentan mil historias para justificar el hecho de estar unos barrios mas retirados de su lugar de residencia para comprar una simple barra de pan. Aún así, actuamos de la manera mas consecuente y proporcional según la situación.
¿Ha tenido que detener a alguien?
Sí, mi compañero de patrulla y yo nos hemos visto obligados a realizar una detención ya que el ciudadano al que estábamos identificando hizo caso omiso a nuestras indicaciones, llegando a intentar huir, supongo que porque en ese momento comprendió que el venir de comprar marihuana para pasar el confinamiento no era ni mucho menos necesario, ni justificativo para estar en la vía pública.
¿Tienen suficientes medios de protección?
Los medios ante una pandemia mundial como la que sufrimos nunca son suficientes; las mascarillas quirúrgicas nos tienen que durar seis días de servicio, el gel hidroalcohólico cada vez es menos denso y los productos de desinfección de los vehículos radiopatrullas escasean; si bien es cierto que desde el momento que la unidad a la que pertenezco fue movilizada para realizar labores de seguridad ciudadana se nos proporcionó una cantidad indispensable de material de protección, poco a mi entender, teniendo en consideración la labor de riesgo a la que nos encontramos sometidos.
¿En algún momento imaginó hace unos meses que podríamos llegar a esto?
Jamás hubiera pensado que esta situación llegaría al extremo que ha llegado, hace unas semanas cualquiera de nosotros estábamos organizando planes con nuestra familia y amigos, y de repente un viernes 13 todo cambió, quedando confinados a una situación indeseable, incómoda y dolorosa de la que todos queremos salir cuanto antes.
¿En qué situación le ha cogido la crisis?
Me cogió llegando a casa para pasar el fin de semana con mis padres. Justo cuando estaba llegando a mi pueblo, Macael, escuché por la radio la instauración del estado de alarma, por lo que llegué a casa y desde la terraza saludé a mis padres y les dije que regresaba a Almería para ponerme a disposición de la comisaría.
Me fui al piso en el que vivo con mi hermana en Aguadulce. Pasados unos días, decidí trasladarme al de mis padres en la capital para así no tener contacto con ella y no exponerla al riego del contagio que sufro diariamente.
¿Resistiremos?
Tengo claro que sí, la sociedad española está viviendo una situación extraña que nunca hubiéramos imaginado, pero España es un país fuerte, muy fuerte, y sabe trabajar unido cuando peor van las cosas.
¿Podría contarnos algo que le haya emocionado en estos días de trabajo?
Me emociona la comprensión de la gente con nuestro trabajo, la implicación de la gran mayoría de la ciudadanía con la situación tan difícil que estamos viviendo, y cómo no, esos aplausos a las ocho de la tarde, cuando vamos patrullando y escuchamos a mayores y niños decir “¡viva la Policía! Es imposible no llenarse de orgullo, y también por la labor que realizamos. Nos han aplaudido incluso en El Puche. Notamos esa fuerza que te transmiten los ciudadanos para seguir trabajando con mayor orgullo.
En Almería desde hace ocho años Rafael Pastor Cruz (Macael, 1982), es agente de la Policía Nacional desde hace 11 años, de los que los ocho últimos ha trabajado en la comisaría de Almería, destinado entre otros puestos en la oficina de denuncias y en grupos de investigación. Soltero, sus aficiones son, entre otras, hacer bicicleta, fotografía, leer y “aprender a tocar el piano”, como dice.
Durante el confinamiento, dice dedicar su tiempo libre “a lo mismo que el resto de españoles que viven esta maldita crisis sanitaria, sobre todo los que están solos: leer, ver series y hacer videollamadas con los seres queridos para paliar el confinamiento y hacer mas llevadera la distancia” .
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