Si digo que son héroes, me matan. Muchos no quieren ni salir en ningún lado, y solo piden que se narre bien esta historia, empezando precisamente por eso: que son gente normal que solo quiere ayudar, contribuir con lo que sabe y puede, a luchar contra el COVID19. Gente que, simplemente, ha visto una trinchera en la que podían arrimar el hombro, y dieron el paso al frente.
Pero lo cierto es que hay algo de épico en lo que están haciendo. Algo trascendente que, sin duda, dejará un poso social. Son gente de la tecnología, sobre todo, un colectivo que muchas veces no se comunica bien con la sociedad. Pero miren: ahí están. Currando día y noche con sus impresoras 3D, gastando su dinero y sus recursos propios, y todo sin cobrar ni un céntimo, ni aunque se lo ofrezcan. Solo piden donaciones de material para que sus máquinas sigan trabajando. Hay profesores, estudiantes, makers, frikis, enfermeros, gente que coordina, o resuelve problemas...
Y todo comenzó de forma espontánea, al comienzo de ‘todo esto’, como le decimos a la situación actual. “El vicerrector de Investigación e Innovación de la Universidad de Almería, Diego Luis Valera, buscaba voluntarios para la iniciativa que había, a nivel andaluz, para fabricar, con impresoras 3D, equipos de protección para sanitarios y respiradores; y se puso en contacto conmigo”, explica Alfredo Alcayde García, profesor de la UAL en el Área de Ingeniería Eléctrica. “Me apunté al grupo de coordinación andaluz, pero, viendo el número de personas y la complejidad de una coordinación única a ese nivel, decidí crear un grupo para nuestra provincia, junto a Javier López Martínez y Alejandro López Martínez, también profesores de la UAL. Así es más fácil coordinar, contactar con las administraciones, realizar la producción y logística...”.
Los comienzos
Costaba empezar, pero la Universidad les dio el primer achuchón. “Puso diez mil acetatos; e hicimos cien bonos, de 24 euros cada uno, para comprar material de impresión; y compramos 400 metros de elásticos. La gente se fue animando...”, dice Alejandro. “Pero no es mérito nuestro, da igual quién haya empezado, esto hubiera ocurrido igualmente. Este es un movimiento de las personas. La UAL ha apoyado, y también Protección Civil, que se ha encargado del reparto”.
El grupo empezó a crecer rápido. En un par de días ya eran mas de cien, y hoy ya son unos 170 voluntarios que han puesto a trabajar mas de 250 impresoras. “El trabajo de organización ha sido duro”, dice Alfredo. “Usamos Telegram como canal de comunicación, y tenemos tres grupos: uno de makers y fabricación; otro técnico, para ayudar con los problemas relacionados con la impresión; y un grupo de sanitarios y peticiones”.
A nivel transversal, además, hay otro grupo compuesto por diez miembros, en el que se debaten los diseños, la organización, la distribución… Allí, además de Alfredo, Javier y Alejandro, están Chema Gamero Borrallo, Hugo Serrano Jiménez, Diego Caparros de Haro, Francisco Jose Cuadrada López, Germán Granados, Serafín López Domínguez, y Jesús Méndez Andújar.
El nombre del colectivo es CV19_FAB_AND_ALMERIA. Y el grupo de sanitarios y peticiones lo gestionan, principalmente, Hugo Serrano y Beatriz Franqueza Vozmediano, ambos enfermeros. Se han centrado en imprimir pantallas de protección facial. “Tenemos que aclarar que no sustituyen en ningún momento a las mascarillas respiratorias homologadas”, apunta Alfredo. “Es una protección pensada, sobre todo, para el personal que vaya a trabajar directamente con la vía aérea de pacientes confirmados”.
La distribución
Al principio, el principal problema que encontraron fue cómo hacer el reparto del material a los diferentes centros donde se necesitaba. Los voluntarios que fabricaban viseras en sus domicilios tenían mucha incertidumbre sobre esto, y también sobre cómo se haría el reparto de las donaciones de material que iban recibiendo.
El primer reparto se realizó gracias al apoyo de Ricardo Belda, cirujano del Hospital Torrecárdenas, que lo autorizó a recoger un primer pedido de pantallas de protección. “Empezaba a haber interés por la iniciativa en los medios de comunicación, y finalmente conseguimos la colaboración de Protección Civil”, añade. Ellos se encargan de recoger la producción en las casas de los voluntarios, repartir las donaciones de filamento que reciben, y hacer llegar las pantallas a la Delegación de Salud, a los hospitales, centros de salud, farmacias, residencias, fuerzas del estado…
“Es muy importante mencionar la labor de la Diputación provincial (Domingo Fernández Zurano), que ha puesto a disposición al equipo de Protección Civil de Almería, y a Jusapol Social (Alberto Martín Maroto) por su labor de logística, tanto en la entrega como en la recogida de material”. Reparten también al Poniente, a los pueblos, a las residencias...
Y han recibido mas donaciones: Impresoras 3D.com ha dado bonos descuento del 10% para comprar impresoras, y ha donado 25 bobinas; el Colegio de Arquitectos ha dado 1.000 acetatos; Ingenia Solar Energy, 4.900 acetatos; Globomatic, nueve bobinas de filamento... “Y en impresoras3D.com también se ha creado una Bobina Solidaria, donde la gente compra las bobinas y y ellos las hacen llegar a nosotros. Hasta el momento hemos recibido cerca de un centenar de bobinas. Y otras tantas personas que nos han donado su material...”.
La comunidad
Actualmente están fabricando unas mil viseras diarias. Las máquinas no paran en las casas, y el hilo de Telegram echa humo a toda hora. Uno pide ayuda cuando una impresora le hace algo raro. Sube una foto y recibe mil respuestas con consejos y soluciones. A veces comparten cambios en los modelos que se piden, recados de amigos (farmacéuticos, policías, transportistas), que necesitan viseras. “Me llamó una enfermera preguntando que cuánto me paga por una, que la necesitan urgente”, contaba uno. “Le explico que lo hacemos gratis y se quedó muda...”.
A veces incluso discuten, como en cualquier equipo, y enseguida alguien pone paz, se ponen unos emoticonos de risas, y el trabajo continúa. Cada uno es de su padre y de su madre, viven por toda la provincia, y podrían estar en sus casas haciendo sus cosas, incluso aburrirse. Pero han elegido implicarse. “Yo soy autónomo y me gano la vida con la impresión 3D, entre otras cosas”, dice otro. “Y mira: perdiendo dinero todos los días. Pero nadie mi obliga”.
Miguel Ángel Salmerón, uno de los mas potentes impresores 3D de Almería, y que imprime, además, para el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, tiene en su casa 34 impresoras, casi todas profesionales, trabajando todo el día. “Si pongo una bombilla mas, se me va la luz”, ríe, “y mira que tengo ampliada la tarifa...”. Otros tienen una o dos impresoras, o la acaban de comprar, y el grupo les ayuda a empezar... Un proyecto altruista y solidario, pues, que también les da un objetivo.
Algunos makers de CV19_FAB_AND_ALMERIA
Jorge Besga Sánchez
Alejandro Salvador Rodríguez
Francisco Javier García Guirado
Arturo Salmerón Rodríguez
Miguel Ángel Fuentes Rueda
Cristóbal Saraiba Bello
Alejandro Otero Caamaño
Francisco J. Fdez. Romero
José Antonio Rodríguez Liñán
Francisco Marín Martínez
Raquel García Martínez
Lucia Milán Vallejo
Juan Luis Sánchez Martín
Juan Berenguel Arnedo
Antonio Navarrete Soler
José Enrique Vivas Pantoja
Juan Francisco Martínez Díaz
Lucio Riess González
Juan Carlos Salinas Amate
Juan Hernández
Moisés Sagredo Sánchez
Alejandro Martín Tapia Dichiara
Juan Francisco Segura Ruiz
Javier Peña Alcalde
Julio Gómez López
Francisco Arrabal Campos
German Granados Puga
Cristina Jurado Fernández
Manuel Capilla Moreno
Carlos Rodríguez Navarro
Francisco Jesús Oliva Herrerías
Jose F. Rull
Daniel Chiva Ripodas
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