“Frente al coronavirus hemos tenido que usar protocolos de medicina militar”

Entrevista / Los héroes de la batalla de Almería: Félix del Ojo, médico del 061

Félix del Ojo, médico del 061 en Almería.
Félix del Ojo, médico del 061 en Almería. La Voz
Miguel Cabrera
19:54 • 21 may. 2020

Félix del Ojo García (Granada, 1982) trabaja desde hace más de seis años como médico en el 061 de Almería, aún como interino. Estudió Medicina en Málaga, aunque volvió a su tierra natal para hacer el MIR y sendos másteres en medicina paliativa y de emergencias. En Granada tiene su grupo de rock, bautizado como ‘Caraperro’ por José Ignacio Lapido, uno de los miembros del mítico 091. En esta pandemia ha tenido que colgar su guitarra para combatir el coronavirus en primera línea. Como dice, vive el rock and roll con intensidad, pero también “sin ningún tipo de ínfulas, porque se come mejor con el fonendo al cuello que tocando la guitarra”. 



¿En qué ha cambiado su trabajo en esta pandemia? 



Nosotros no trabajamos solo en la calle, también en el centro coordinador, que recibe todas las llamadas en Almería. Las llamadas se han desbordado, y en mas de una ocasión se ha colapsado la centralita. Y a nivel asistencial hemos tenido que adoptar situaciones inverosímiles para nosotros, que practicamos una medicina civil, pues hemos tenido que utilizar protocolos de medicina militar porque estábamos en situación de catástrofe, una calamidad colectiva que supera la disponibilidad de recursos. Desgraciadamente no podemos hacer lo que estábamos acostumbrados. 



¿Puede concretar, qué no pueden hacer ? 



Fuera del contexto de la pandemia estamos acostumbrados a desplegar todos nuestros medios para hacer todo lo posible por el paciente. En la pandemia, como hay tanta gente que necesita cuidado de forma rápida, hemos tenido que  utilizar criterios más férreos y sistematizar mucho nuestras asistencias. Todo ha llevado a una a situación extremadamente dura, porque se han dado situaciones que nunca íbamos a pensar que nos veríamos en ellas, como tener que limitar unas maniobras de reanimación a un señor que fruto de la infección no ofrecía respuesta a todos los medios disponibles, y hemos tenido que darlo por fallecido en el domicilio. Fuera de pandemia, si bien la reanimación solo se aplica durante media hora, siempre forzamos más para dar la última oportunidad, respetando la capacidad biológica del organismo. En pandemia, cuando vemos que no hay respuesta, se corta, independientemente de la edad del paciente. 



Es muy duro...



El protocolo es más férreo, no hay un detrimento de la vida porque las condiciones de base están mas aceptadas. El dichoso virus, al afectarte, por mucho que tengas 55 años, como tiene una parte que va a afectar a la coagulación, no vas a dar respuesta, ni al principio, ni al final. Nunca nos habíamos enfrentado a un virus que alterarse la coagulación tan rápido. Por eso hemos vivido situaciones durísimas, porque todavía no tenemos tecnología para sobreponernos a alteraciones de la coagulación producidas por este virus. 



¿Han tenido que atender muchos pacientes con Covid-19?

El Covid, en su avance, llega en un momento en que la gente entra en situación de fracaso respiratorio, no es que los pulmones dejen de funcionar, sino que la sangre deja de transportar oxígeno por los microtrombos que genera el virus. Esa gente necesita cuidados avanzados y ahí es donde entramos nosotros.  Nuestras asistencias a pacientes con Covid han sido múltiples. 


¿Se puede hablar de una situación de colapso en las emergencias?

En la calle, en los momentos iniciales pensábamos que había menos trabajo porque en las salas de coordinación se hacía un trabajo brutal, así como en el otro gran muelle de contención de la pandemia, sin el cual las estructuras hubieran colapsado,  la atención primaria, que ha sido el gran dique de contención. En la calle hemos atendido menos asistencias pero mucho más graves.


¿Cuáles han sido las principales causas de intervención?

Han aumentado las incidencias de fracasos respiratorios y descompensaciones de patologías respiratorias previas, y curiosamente hemos continuado asistiendo a accidentes de trafico de sorprendente virulencia en una situación de confinamiento y restricción de la movilidad. Han sido menor en número pero muy graves, de altas velocidades, de gente que confiaba en que la ciudad estaba desierta, igual que el otro, y en el cruce de calles hemos tenido un choque fuerte. 


¿Han contado con suficientes materiales de protección?

 En emergencias no ha habido una flagrante carencia de medios, nos hemos apañado relativamente bien gracias a las donaciones privadas, sin las cuales no habríamos podido continuar trabajando.


¿Se han hecho  test?

La empresa ha hecho una monitorización de los profesionales en toda Andalucía, quizás no con la prueba más indicada y con unos resultados discutibles. Lo ideal hubiera sido hacernos las pruebas a todos los profesionales de forma continua en el tiempo, pero no ha sido así. Como actores de primera línea deberíamos haber tenido una vigilancia de la salud más continuada en el tiempo, no solo para conocer nuestra situación sino también, y sobre todo, para minimizar la posibilidad de ser vectores de enfermedad. 


¿Hay motivos para preocuparse por la relajación durante la desescalada?

Sí, desgraciadamente el miedo ha durado menos que el virus y eso puede traer situaciones complicadas, porque la gente se comporta con menos precaución.  Todos vimos que cuando Almería entró en fase uno nos lanzamos a la calle, el Lengüetas se llenó de gente, porque todos queremos estar con nuestros colegas y tomar una cerveza. Pero es el momento de seguir con la misma filosofía que ha llevado a un confinamiento casi ejemplar, y de responsabilizarnos todos de nuestra salud. Eso significa seguir instrucciones tan básicas como mantener la distancia social, lavarse las manos y portar mascarillas en entornos cerrados. 


¿Ha sido bien gestionada esta crisis?

A posteriori es demasiado sencillo hablar. También es cierto que hay que partir de una premisa, el virus es nuevo para todos, para sanitarios, ciudadanos y para el Gobierno. Todos los colectivos que éramos indispensables, fuerzas del orden público, limpiadores, y sanitarios, entre otros,  hemos aunado esfuerzos, hemos trabajado en equipo para dar la mejor respuesta posible a la ciudadanía. Lo que duele es ver una clase política que es incapaz de hacer un frente común para gestionar una crisis global como ha sido esta. Ningún político ha dado un paso al lado,  han sido incapaces de ponerse de acuerdo y de estar a la altura de la ciudadanía y los trabajadores. Tendría que darles vergüenza.  



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