La burocracia por encima de la salud

Nicasio Marín, uno de los más reputados especialistas en Medicina Interna de Andalucía, experto en el coronavirus y  con una sólida experiencia en el tratamiento de pacientes en residencias de mayores, se ha visto obligado a dejar la residencia de El Zapillo, donde solo ha podido trabajar un día, y  volver al Hospital Carlos Haya de Málaga por ‘simples’ trabas burocráticas, ante los ‘necesarios’ procedimientos administrativos para un traslado de una provincia a otra, aunque se trate de un  mismo sistema público, el Servicio Andaluz de Salud. 

Marín, que había sido uno de los facultativos al frente de dos residencias almerienses en la primera oleada del coronavirus, la de Íllar y la de Santa Teresa Jornet en la capital, en las que se consiguió reducir al mínimo el impacto del virus gracias a la medicalización, se ofreció voluntariamente a regresar  a Almería desde Málaga, donde se había trasladado hacía semanas, para afrontar el reto de volver a combatir la pandemia en el lugar donde viven las personas más vulnerables y frágiles ante la enfermedad, tras el preocupante brote detectado en la residencia de mayores de El Zapillo, donde se han confirmado al menos 47 contagios entre residentes y más de una veintena de trabajadores, y donde ya han fallecido dos personas.  

Pero no solo era su ofrecimiento. Tanto la delegada del Gobierno andaluz en Almería, Maribel Sánchez, como el delegado provincial de Salud, Juan de la Cruz Belmonte, habían puesto todo de su parte para  que regresara durante al menos tres semanas para ponerse al frente del equipo médico en la residencia, al tener la certeza de que su trabajo podría haber resultado fundamental para controlar el brote en El Zapillo. 

Ambos habían confiado en sus profundos conocimientos sobre este virus y en su ya mencionada experiencia en las residencias para liderar la medicalización del centro. Pero es más, el traslado provisional de Marín a Almería contaba también con el visto bueno delegado de Salud en Málaga y de los máximos responsables del Hospital Carlos Haya, donde tiene su destino. 

‘Reparos’ de la Inspección

Sin embargo, los ‘reparos’ de la Inspección de Servicios del SAS, que debe validar la legalidad y el correcto ajuste administrativo de cada contrato y cada puesto de trabajo, han conseguido tumbar todo el esfuerzo político y sanitario realizado por los máximos responsables de la Junta de Andalucía en Almería y en Málaga. Ni siquiera las facilidades de contratación en situaciones de emergencia han podido aplicarse aquí, en la mayor emergencia posible, aquella en la que están en juego las vidas de muchas personas.

Tras ser llamado por la cúpula de la Junta en la provincia y conseguir el beneplácito de los máximos responsables sanitarios en Málaga, Nicasio Marín llegó a trasladarse a Almería este lunes, asumiendo también un riesgo personal y familiar, como demuestran los numerosos casos de contagios entre profesionales sanitarios que están en contacto con el virus en todo el mundo. 

De esta forma, la residencia permaneció el martes sin internistas, aunque este periódico ha podido saber de fuentes sanitarias que estaba previsto que este miércoles se incorporara un profesional de Torrecárdenas. En el centro, eso sí, han seguido trabajando profesionales de la residencia y médicos y enfermeros de Atención Primaria. 

Incomprensible

En cualquier caso, este desajuste motivado por meras trabas administrativas parece aún más incomprensible, como reconocen fuentes médicas, si tenemos en cuenta que en la lucha contra el coronavirus “cada minuto puede ser vital, porque están en juego las vidas de los residentes y de los trabajadores”. 

A pesar de que tuvo que marcharse, ciertamente indignado por lo sucedido, Nicasio Marín tuvo aún tiempo el lunes para reconocer a una veintena de pacientes y pudo comprobar que algunos de ellos se encontraban en una complicada situación.  Antes de partir dejó, además, instrucciones para que los profesionales del SAS y del centro pudieran salir adelante hasta la llegada de un nuevo internista. “Contra los elementos no se puede luchar, por mucho que no solo estén en peligro las vidas de mucha gente, sino también el prestigio y el nombre de la provincia de Almería”, dice Marín a LA VOZ, ya desde Málaga.