La curva de contagios por coronavirus en la provincia de Almería va descendiendo cada vez más. Desde que se alcanzara un pico máximo de positivos de Covid-19 en la semana comprendida entre los días 24 y 30 de agosto, se ha ido produciendo, semana tras semana, una disminución de notificaciones al Ministerio de Sanidad.
A finales de agosto, las estadísticas oficiales apuntaban hasta 130 casos por cada 100.000 habitantes y en el último informe, correspondiente a la semana pasada, ese registro ha bajado hasta los 65 casos por cada 100.000 habitantes. Por si ello fuera poco, la tendencia de esta semana también es descendiente. No se ha llegado ningún día al centenar de positivos.
Lo mismo ocurre en el apartado de hospitalizados. En el pico máximo de contagios de este verano (ya estábamos en plena segunda ola de la pandemia en Almería) llegaron a ingresar en los hospitales hasta 78 personas a lo largo de una semana. El último registro rebaja esa cifra a menos de la mitad. La semana pasada se oficializaron 29 ingresos.
Hace unos días, el delegado territorial de Salud y Familias de la Junta, Juan de la Cruz Belmonte, habló de una “estabilización” de contagios de coronavirus en la provincia. Los datos le daban la razón.
Ayer, siguiendo con su mensaje de tranquilidad y prudencia, Belmonte Mena quiso insistir en que, para nada, “los almerienses tienen que relajarse” ante la evolución positiva de la pandemia en la geografía almeriense. Una boda, una comunión o una fiesta privada puede cambiar las estadísticas de una semana a otra.
Las autoridades sanitarias no examinan los registros de un día para otro, sino que, en el caso de la Covid-19, se estudian periodos de dos semanas. Hasta mediados de la semana que viene no se analizará el impacto que ha tenido el regreso a las aulas de unos 200.000 alumnos y miles de profesores.
Mientras tanto, el delegado apunta varios factores que han ayudado a que “vayamos doblegando la curva” en Almería.
Uno de ellos tiene que ver con la vigilancia que desde los ayuntamientos se ha hecho con los positivos y sus contactos estrechos.
No menos importante ha sido ayudar a “romper barreras idiomáticas” y concienciar a población vulnerable en zonas como El Ejido o Roquetas. Los cribados se harán en más municipios.
Y una tercera razón tiene que ver con la labor “muy estricta” de imponer sanciones a quienes incumplen las normas (uso de mascarillas, fumar, distancia social). “Una fiesta privada puede acarrear una multa de 3.000 euros”, ahondaba Juan de la Cruz Belmonte en las declaraciones de ayer a este periódico.
Y aunque esos factores hayan ayudado, por ejemplo, a bajar de los 971 diagnosticados en la última semana de agosto a los 643 de la semana pasada, el delegado de Salud no cesa de pedir a la población almeriense que “no se relaje” y que se cumplan las indicaciones de las autoridades sanitarias. Solo así no volverán “los malos sueños de las noches de este verano”. Queda por delante un frío otoño y un frío invierno.
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