Cristales limpios, marquesinas con madera, fachadas con colores renovados, reloj marcando las horas y suelos que reflejan la historia del techo que los protege. Así nos recibe la histórica estación del ferrocarril que diseñara Laurent Fargué a finales del siglo XIX apenas un par de días después de que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) diera por finalizadas y recibidas las obras de rehabilitación a las que ha sometido el edificio en los últimos tres años.
Era el pasado miércoles cuando se realizaba la última visita técnica al inmueble y se daba el visto bueno a una obra que ha cambiado la imagen por dentro y por fuera de la estación. En ella se han invertido 2,15 millones de euros procedentes del 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento, entre los 1,726 millones previstos inicialmente y los más de 428.000 euros del modificado para reforzar la estructura del cuerpo central.
Nostalgia
La fachada de la estación vive rodeada de curiosos desde que los obreros se marcharon. Algunos se asoman por los cristales, quizá para conocer su interior porque por edad es difícil que la vieran funcionar, mientras otros se acercan al ver las puertas entreabiertas porque quieren comprobar el estado de ese vestíbulo en el que tantas veces esperaron la llegada de su tren.
Y es que han pasado 20 años desde que los ciudadanos dejaran de disfrutar de la cerámica de la Virgen del Mar o del mosaico de Luis Cañadas en el que se muestra el presente, el pasado y el futuro del ferrocarril. Curioso es que precisamente viera en el horizonte la llegada de un tren sobre un viaducto que bien parece la cabecera de un AVE.
Hay que tener en cuenta que las obras ya concluidas han supuesto trabajos de restauración de las fachadas, de las carpinterías de madera y cerrajerías, así como las carpinterías metálicas. Se ha procedido a la rehabilitación y restauración de las cortinas vidriadas y la estructura metálica del cuerpo central de la estación, así como la limpieza, restauración y puesta en valor del vestíbulo.
En cuanto a las cubiertas, se han reparado tanto en el cuerpo central como en los dos laterales incluyendo el sistema de evacuación de aguas y sustitución de los sumideros y bajantes.
Además se ha rehabilitado la marquesina histórica de los andenes y se ha procedido a reforzar la estructura del cuerpo central tras hallar patologías importantes que les impedían poder mantener todo ese peso.
Recordaba el subdelegado de Gobierno, Manuel de la Fuente, al entrar en el edificio la de veces que cruzó ese vestíbulo para coger un tren o que esperó en la sala contigua en los sillones de madera. Se muestra el máximo representante del Gobierno central en Almería muy contento por la finalización de unos trabajos que rescatan este inmueble y se muestra esperanzado ante el futuro que se abre para él.
“Hoy es un día importante porque por fin los trabajos están listos, pero también lo va a ser el próximo día 24 de marzo porque en esa reunión de Almería Alta Velocidad se va a determinar ya el modelo en el que el tren va a llegar a la ciudad y eso conlleva también un calendario, unos plazos para establecer el acuerdo con el Ayuntamiento para el futuro uso”, explicaba.
Siguiente fase
Y es que mientras el reloj funciona, las marquesinas traseras lucen como nuevas y la urbanización exterior está de estreno, todavía quedan pendientes actuaciones en la zona de oficinas en los laterales y en la segunda planta.
Todo esto está sometido a la posibilidad de una cesión al Ayuntamiento, que aún no ha comunicado formalmente por escrito ni su petición ni el uso que quiere. Dos opciones tiene, apostar por una cesión gratuita que impediría cualquier uso lucrativo o por una renta testimonial por 20 años.
Recuerda De la Fuente que el edificio “sigue siendo ferroviario y dependiendo de la alternativa del soterramiento habrá que ver si al remodelar la intermodal los encargados del tráfico ferroviario se tienen que ubicar transitoriamente aquí en el edificio histórico”.
Los grandes cambios en las cubiertas
Quizá dos de los elementos que más han cambiado son las marquesinas traseras y las cubiertas. A pesar de que no llegan trenes hasta los antiguos andenes, las nuevas marquesinas lucen madera, nueva iluminación y fachadas remozadas.
Pero sin lugar a dudas el gran cambio se ha producido en las cubiertas de los cuerpos laterales. A ellas se accede a través de unas escaleras de caracol que tienen el cielo al final del camino. Al salir se ve la enorme balaustrada que se cambió en 2017 y se disfruta de una nueva cubierta transitable.
Desde allí se puede ver el parque y la playa de vías que les separa de Ciudad Jardín. Aunque es innegable que las vistas son también las de muestran las enormes torres en construcción que se levantan en el Toblerone y que espera la llegada de vecinas de la misma altura próximamente.
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