Diez maestros y profesores de Almería, Málaga y Córdoba se han unido para hacer público un documento que según dicen expresa el sentimiento mayoritario entre los docentes sobre la excesiva burocratización de la enseñanza de un tiempo a esta parte.
Hasta tal punto esto es así que una de las firmantes del escrito, Emilia Gutiérrez, maestra de tercero de Primaria en el Colegio Ángel Suquía de Almería, asegura que en la actualidad muchos docentes pueden emplear “hasta el 80% de su tiempo de trabajo en papeleos innecesarios”.
Para los diez profesores andaluces, que como remarcan no pertenecen a ningún sindicato, en los últimos cursos “ha habido un gran incremento de la carga burocrática, se está dejando a un lado la esencia de enseñar para convertir la educación en un mero trámite administrativo”.
“Nos encontramos inmersos en unos papeleos que nos desbordan día a día y nos quitan el tiempo de dar nuestras clases. Creemos firmemente que se está dejando en un rincón nuestra función docente que es la de innovar, preparar, buscar nuevos métodos, enseñar desde el conocimiento, guiar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje y todo esto no se consigue con una infinidad de papeles que terminan archivados en carpetas y no tienen nada que ver con nuestro alumnado”, explican en su escrito.
Ángel Rodríguez, profesor de Matemáticas en el IES Fuente Nueva de El Ejido, y otro de los diez docentes, dice que lo peor de todo para el colectivo es la sensación “kafkiana” de que se les obliga a hacer un trabajo penoso que no tiene ningún sentido” y que, además, parece cambiar cada año en función de nuevas e insondables directrices administrativas.
Sentir generalizado
“Después de haber hablado con muchos compañeros, creo que expresamos el sentir generalizado de los profesores, sean de derechas o de izquierdas, jubilados o mediopensionistas”, afirma.
“Ahora tenemos que hacer actas de todo, de las reuniones del equipo docente, del ciclo, de cada evaluación, pero no de las antiguas, de ‘solo’ dos o tres folios, sino de 20 páginas; tenemos que hacer seis unidades didácticas integradas al año, que hemos tenido que modificar enteras, y también adaptarlas para subirlas al programa Séneca; todo lo que hablamos con las familias debe estar registrado por escrito, e incluso hay un protocolo estricto y por escrito para ofrecer el apoyo a la familia de cualquier estudiante; tenemos que hacer un informe final de cada curso por alumno… y organizar una simple actividad sobre igualdad, por ejemplo, nos cuesta dos semanas de papeleos, es decir que pasamos noches y noches en vela en toda esta burocracia sin sentido que para la mayoría es una pesadilla”, añade Emilia Gutiérrez.
Además, este trabajo burocrático afecta a todos los profesores, si bien la carga es mayor para los equipos directivos y para los tutores. “Para cada paso que damos tenemos que realizar un acta o informe, esto conlleva la desmotivación de gran parte de los docentes, ya que perdemos gran tiempo en el trámite y cuando llega la hora ya no queda ni la esencia de lo que íbamos a realizar”, exponen los docentes en su escrito.
“Nuestras aulas se han convertido en oficinas, los docentes en administrativos y los resultados de nuestro alumnado solo son datos para obtener estadísticas a través de gráficas, diagrama de barras… con los que la administración orgullosa nos clasifica en su propia liga según sus cambiantes criterios”, añaden.
Y concluyen reclamando “un cambio” que les garantice dejarles enseñar. “La administración debe de acercarse a la realidad de nuestras aulas y descubrir que con tanta carga burocrática nuestro alumnado no está bien atendido y que necesita urgente que el docente se dedique a su gran vocación: “la de enseñar”.
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