Dos años de coronavirus nos ha mudado el ánimo y nos ha cambiado también los paisajes más cercanos del ocio almeriense, el de los bares y cafeterías que se han visto obligados a tener que apostar fuerte por las terrazas como espacios más saludables y con menos posibilidades de contraer la enfermedad.
Aquí hemos sido siempre mucho de terrazas, buscando el fresquito en los veranos, pero en invierno solíamos recluirnos en los espacios interiores. Esta temporada ha supuesto le eclosión definitiva de las terrazas y su obligada adaptación para que los clientes disfruten de un lugar acogedor mediante la implantación de estufas, que como árboles metálicos han echado raíces en la mayoría de los bares.
A pesar de la epidemia no han dejado de llegar nuevos establecimientos hosteleros al centro de Almería, que se ha convertido en una ciudad bar. Basta darse una vuelta alrededor del Mercado Central para entender que se trata de algo más que una moda o la ocurrencia aventurera de un grupo de empresarios. El fenómeno bar es una auténtica revolución que ha transformado el paisaje y la actividad comercial. Allí donde se queda un local vacío florece un bar, desde la circunvalación de la Plaza hasta la histórica farmacia de Quesada, en la Puerta de Purchena, donde próximamente abrirán otro negocio de copas.
Entre bares y virus, el que está sacando tejada de tanto movimiento y tanto cambio es el hombre del butano, que se ha hecho imprescindible en casi todos los negocios. Es difícil encontrar una terraza donde no hayan colocado ya una estufa de butano. Hay algunas excepciones, como el dueño del bar Real 31, que ha montado en la fachada una hilera de estufas eléctricas a pesar del precio astronómico de la luz. Para ganarle espacio a las mesas, se ha visto obligado a apostar por la electricidad si quiere tener llenas las mesas durante el invierno.
El resto ha preferido la opción del butano y la apuesta les está saliendo rentable a juzgar por la respuesta de los clientes, que acuden en masa al calor de las estufas y al olor de la cerveza.
Hay calles en las que es complicado encontrar una mesa libre en una terraza los fines de semana, entre ellas la citada circunvalación del Mercado, que se ha convertido en el escenario de moda y que puede ser el gran pelotazo en la próxima primavera cuando llegue la hora de lanzarse a las calles.
En la misma línea está la calle del Padre Alfonso Torres, detrás del antiguo edificio de Correos, a la que ya no se le puede llamar calle, puesto que se ha transformado en una pasarela de sillas y mesas de bares sin apenas espacio para que circulen los peatones.
En todos estos negocios reinan ahora las estufas de butano, que han sido bien acogidas en esta ciudad, al contrario de lo que está ocurriendo en otros puntos de España donde se están produciendo rechazos a este tipo de calefacción por la contaminación ambiental que producen y ya se está hablando de prohibirlas.
Ahora mismo, las estufas se hacen imprescindibles y están siendo rentables, ya que una bombona de las que alimentan estos aparatos puede durar varios días funcionando y solo cuestan veinte euros, muy por debajo del precio actual de la luz.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/230019/el-del-butano-se-forra-entre-bares-y-virus