La Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería (EEZA) está de celebración. Han pasado 75 años desde que iniciara sus actividades en el año 1947, bajo el nombre genérico de Instituto de Aclimatación de Almería. Lo hace convertida en una referencia a nivel nacional e internacional y rodeada de un aura del prestigio que le han ido dando todos los investigadores que han pasado por sus instalaciones en este tiempo.
Quizá sea ese capital humano, formado por los más de 400 investigadores en diversas especialidades. Inicialmente destinado a conocer los ‘secretos’ de la adaptación de variedades vegetales a zonas con escasos recursos hídricos, los estudios realizados han estado en la base de la economía almeriense, particularmente en el sector agrario provincial.
Evolución
Lo que comenzó siendo un centro para el estudio de los suelos, de las variedades vegetales mejor adaptadas a los entornos áridos o los relacionados con el avance del desierto en el sur de Europa, se abriría a nuevas líneas de estudio a partir del año 1979, cuando cambió su nombre para adoptar el actual de Estación Experimental de Zonas Áridas.
Allí se comenzaron a estudiar las posibilidades de los actuales cultivos en los invernaderos. De hecho, sus investigaciones ayudaron a desarrollar el modelo de cultivos intensivos que han permitido que una provincia con escasos recursos hídricos se haya situado a la cabeza de la producción hortofrutícola en Europa.
Francisco Domingo, director de la EEZA durante los ocho últimos años, destacaba recientemente que la evolución hacia la investigación de las interacciones ecológicas, los procesos evolutivos y geomorfológicos, se acometen con el fin de resolver problemas de conservación y gestión del medio, en particular en zonas áridas donde el agua es el principal limitante, algo relevante en el contexto actual del cambio climático”.
Sus aportaciones han sido determinantes en cuestiones que condicionaban los cultivos, aportando soluciones como el cultivo del maíces híbridos con mayor resistencia a la sequía, el estudio de las resistencias ante virus o los primeros ensayos de uvas sin pepitas.
Cambio de ‘casa’
La sede de la Estación, situada en pleno centro de la capital, se abandonó en el año 2010, cuando ya había quedado obsoleta y se precisaban nuevos espacios. Ese año se realizó el traslado a su nueva ‘casa’, situada ahora en el campus de la Universidad de Almería.
Desde allí siguen desarrollando investigaciones que, con la aparición del cambio climático, han ampliado aún más su trascendencia, porque todo apunta a que la batalla del futuro de la provincia, o de la propia humanidad, dependerá de la capacidad de adaptación a las condiciones del clima.
En cualquier caso la lista de productividad de la Estación de Zonas Áridas abarca amplios campos, desde la reproducción en cautividad de gacelas y otros ungulados que están sirviendo para repoblar zonas de África donde casi habían desaparecido, hasta los relacionados con el polvo africano, sus beneficios para el suelo y también sus peligros.
Museo de la biodiversidad
Una de las líneas de trabajo con mayor desarrollo a lo largo de estos últimos tres cuartos de siglo ha sido el dedicado a identificar y estudiar la riqueza en la flora y la fauna almeriense. Las numerosas expediciones realizadas, sobre todo entre las décadas de los 60 y 80 del pasado siglo, constituyen un enorme legado de conocimiento que se guarda en las Colecciones de Historia Natural del Instituto, que suman más de 150.000 especímenes de invertebrados, fósiles, insectos, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, según relata la investigadora Almudena Delgado.
Ese conocimiento y los estudios realizados a lo largo del tempo lo colocan en la vanguardia científica no sólo española o europea, sino en el contexto del Mediterráneo y para todas las regiones áridas del planeta.
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