Ni el potente chaparrón que descargó sobre la ciudad en la mañana del lunes pudo parar la primera piedra de las obras para la creación del Museo de la Vega. Y es que ni la lluvia, que tan necesaria es y ha sido en la historia de la agricultura almeriense, quiso perderse el pistoletazo de salida a los trabajos que van a permitir la puesta en marcha del museo sobre los cultivos tradicionales ya desaparecidos en la capital.
Ante los miembros de la Asociación de Amigos de la Vega, incluso alguno con la vestimenta tradicional almeriense, y una representación de la Asociación de Vecinos ‘Bomar’, el alcalde de la capital, Ramón Fernández-Pacheco, explicaba que este proyecto muestra el regreso al “origen de lo que fue inicialmente el campo almeriense, y que se pueda recordar lo que eran los cortijos de la Vega, los sistemas de cultivo, los aperos de labranza, las tradiciones populares, la gastronomía típica, la matanza, los bailes y las fiestas…,en definitiva, volver a las raíces para tener conciencia de la dimensión de las transformaciones que ha tenido Almería a lo largo de los últimas décadas”. Considerando que es también un reconocimiento “al esfuerzo de las familias que sentaron las bases del modelo económico de la Almería de hoy”.
Proyecto
Por su parte el presidente de la Diputación Provincial, Javier Aureliano García, reconocía la importancia de este proyecto, que se financia a través de los fondos europeos de la Estrategia DUSI del Bajo Andarax que desarrolla el ente supramunicipal.
Para el arquitecto que ha diseñado este cortijo moderno, Luis Castillo, esta actuación no solo se ciñe a la intervención arquitectónica del edificio sino también al entorno y la parte museística por lo que “cuando la actuación esté terminada en septiembre de 2023, no solo habrá un edificio y jardines, sino estará lista la parte museística” que ha elaborado un equipo especializado que trabajó con el equipo redactor del proyecto.
Un museo basado en la sostenibilidad
Uno de los puntos curiosos de este museo es su apuesta por la sostenibilidad. Explicaba su arquitecto que además del huerto solar que desde el tejado proveerá de energía el espacio, se va a utilizar el sistema de pozos canadienses para la climatización. Se trata de una fórmula que permite circular el aire por el subsuelo de forma que se atempera y al llegar a las estancias lo hace a la temperatura adecuada.
Recuerda Castillo que la propuesta arquitectónica es la puesta en marcha de “un edificio de 456 metros cuadrados” compuesto por “volúmenes blancos, cuadrangulares” que trata de hacer una revisión de “arquitectura almeriense desde un punto de vista contemporáneo”. Explica el arquitecto que estos espacios “se parten para conservar los pinos por su valor natural”.
Los trabajos que arrancan ahora por 1,3 millones de euros y que ejecutará la empresa Albaida, suponen la construcción del museo que tendrá entrada desde la calle Jaúl y contará, además de un espacio de porche a la entrada, de una zona de despachos y administración, tres zonas de exposición y espacio de usos múltiples.
Se trata de un edificio que reinterpretará el ‘cortijo tipo’ con un interior musealizado que va a recrear el estilo de la vida de los vegueros con el objetivo de mostrar el enorme contraste entre los paisajes y los estilos de vida de esa zona hace unos años en el que se verá la forma de vida de los vegueros, su historia y sus aperos.
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