Nueve años después de la llegada de los primeros legionarios a la base Boubacar Sada Sy de Koulikoro, la misión europea en Mali agota sus últimos meses de despliegue. El alto representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores, el socialista Josep Borrell, ha anunciado la finalización de la operación EUTM Mali.
La misión estaba diseñada como un programa de adiestramiento a las tropas locales en su lucha contra los grupos yihadistas que, desde territorio touareg, en la mitad norte del país, se habían apoderado del control de amplias zonas del Sahel.
La Brigada Rey Alfonso XIII de la Legión, en colaboración con unidades del Tercio de Infantería de Marina, había liderado en varias ocasiones desde 2013 los grupos tácticos encargados de ofrecer seguridad a las tropas europeas destinadas a la capital Bamako (zona de embajadas) y en Koulikoro (a las orillas del río Níger).
Sin embargo, la situación política se ha deteriorado enormemente en los últimos dos años y, de manera particular, desde la irrupción de milicianos rusos en el territorio. Borrell aseguró este lunes que la labor de apoyo a las tropas malienses no es compatible con las operaciones que están realizando en la actualidad con los mercenarios del grupo Wagner, empresa militar privada de un magnate ruso con experiencia en conflictos como Siria o más recientemente Ucrania.
España ya habían mostrado su preocupación por el contexto en Mali. De hecho, durante la última misión de los legionarios almerienses en el país, un grupo de militares locales dio un golpe de estado (agosto de 2020) y obligó al presidente Ibrahim Boubacar Keita a anunciar su dimisión. La Unión Europea valoró la pertinencia de adiestrar a soldados que luego pudieran participar en el derrocamiento del presidente, más aún teniendo en cuenta la crisis en el norte del país.
Repliegue
Desde entonces, la misión EUTM Mali ha pendido de un hilo. La Brigada de la Legión esperaba poder enviar un contingente hasta la zona a principios de 2023, con la VIII Bandera ‘Colón’ como ‘unidad madre’ del grupo, pero el giro de los últimos meses desecha esa posibilidad, a la espera únicamente de marcar fechas y condiciones para el repliegue.
La Unión Europea colabora allí con dos misiones de Francia (Berkhane) y la ONU (Minusma), así como recursos del llamado G5 (Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger). La Minusma es una “misión de preservación de la paz”, tiene 15.000 hombres, pero en la práctica carece de auténtica potencia para el enfrentamiento contra las milicias yihadistas. Está integrada por países como Bangladés, Burkina Faso, Guinea, Costa de Marfil o Togo. Los ataques recibidos en lugares al norte del Mopti son constantes.
En esa situación, los militares malienses se han echado a los brazos de los mercenarios rusos, que también están en otros territorios como Libia. La invasión de Ucrania ha terminado por dinamitar estos difíciles equilibrios geoestratégicos, aunque autoridades españolas como la ministra de Defensa, Margarita Robles, han reiterado el interés prioritario por mantener la seguridad en el Sahel, clave para la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y la trata de seres humanos.
Alternativas
Ahora bien, sin Mali existen otras vías alternativas para conservar la presencia española (y europea) en la región. Las Fuerzas Armadas españolas están presentes actualmente en 17 misiones en el exterior, con 3.000 militares desplegados.
La más cercana es Senegal. El ‘Destacamento Marfil’ refuerza el trabajo en Mali con un equipo de 66 militares y dos aviones T21 del Ejército del Aire. La Legión ha aportado puntualmente especialistas para la misión y la UE debe valorar el futuro de este grupo, nacido como apoyo al “esfuerzo de Francia en Mali”.
Otra alternativa es Mauritania, otro país amenazada por las dentelladas del yihadismo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Mauritania, Mohamed Ould Ghazouani, se reunieron el pasado mes de marzo en Madrid para tratar los acuerdos bilaterales, con la seguridad y la inmigración como líneas estratégicos (España es el segundo país de la UE proveedor de Mauritania).
Mauritania es el único socio de la OTAN en la región y el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ya manifestó en enero de este año la posibilidad de colaborar en la lucha contra el yihadismo en el territorio. “Mauritania es para España un socio fundamental en materia de seguridad y defensa, y un referente de estabilidad en las regiones del Magreb y el Sahel”, aseguró Pedro Sánchez en marzo. España ya formó a militares mauritanos en un proyecto desarrollado en 2016 y cedió materiales en 2018. En 2019 el patrullero de altura ‘Serviola’ han participado en ejercicios conjuntos.
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