Al menos hay consenso: Almería está a la cola del país en materia ferroviaria

La Mesa en Defensa del Ferrocarril de Almería reunió en un debate a cuatro de los candidatos que aspiran a representar a la provincia en el nuevo Parlamento andaluz que salga de las urnas. Cinco bloques temáticos ahondaban en los principales retos de unas infraestructuras ferroviarias que hoy por hoy constituyen más un freno que una oportunidad para la provincia.

Los cuatro intervinientes -Pablo Venzal por el PP, Juan Antonio Lorenzo por el PSOE,  María Jesús Amate de Por Andalucía, y Vicente García Egea por Ciudadanos- al menos coincidieron en el diagnóstico: Almería se encuentra en estos momentos a la cola del país con respecto a sus servicios ferroviarios.

Los plazos
Los bloques de temas propuestos por la Mesa desgranaban uno por uno los temas troncales que componen el presente y el futuro del ferrocarril en Almería, desde la creación de líneas de cercanías en el Bajo Andarax o el Poniente hasta el muy ansiado Corredor Mediterráneo, pasando por el transporte de mercancías, la imprescindible entrada del tren al puerto, la recuperación de servicios que han ido desapareciendo o los ejes para la vertebración con Andalucía.

Vuelta al consenso en todos ellos, reconocimiento de la importancia de todos y cada uno de los retos planteados, pero con dudas en torno a la posibilidad de que se cumplan los plazos que se han ido anunciando. Las mayores llegaban de la mano de Venzal, que considera que los almerienses no podrán sacar sus billetes para el AVE hasta el año 2032, muy lejos del plazo oficial establecido por el Ministerio de Transportes, que insiste, al igual que lo hacía ayer Juan Antonio Lorenzo, en que la alta velocidad estará terminada en Almería en el año 2026.

Mercancías
De acuerdo en la importancia que tiene para la economía provincial el hecho de que esa nueva línea disponga de capacidad suficiente para el transporte de mercancías porque el objetivo de la descarbonización aprieta, los costes de combustibles y electricidad también, y la provincia necesita con la mayor urgencia posible disponer de una verdadera intermodalidad.

No todos lo tienen claro, no obstante, y se plantean dudas en torno a la capacidad de la línea proyectada para el transporte de mercancías pesadas. Al respecto, persiste la incertidumbre sobre las mercancías, la apuesta por los ‘puertos secos’ de Níjar y Pulpí o la conexión con el puerto de la capital, el único de la red de Puertos del Estado, junto al de Motril, que no dispone de esa conexión. Lorenzo, en nombre del PSOE, está más seguro, confía en los planes del Gobierno y dice que ya se modificó el proyecto que había para hacer posible el tránsito de mercancías.

¿Decepción?
Amate, en nombre de Por Andalucía, advertía no obstante que el AVE no es la única solución a los problemas de movilidad y advierte que incluso puede ser una decepción “porque será un tren exclusivamente para pasajeros, y ni siquiera para todos por unos precios prohibitivos”, al tiempo que apelaba a no olvidar el tren convencional, que con una inversión mucho menor daría soluciones a la conexión con el centro del país y el resto de Andalucía.

García Egea defendía la importancia de una adecuada planificación que no sólo permita nuevos servicios, sino que ponga las bases para cubrir también las necesidades futuras porque “para permitir que Almería siga en crecimiento es imprescindible estar conectados con nuestros clientes y, por el momento, no lo estamos, además de tener que afrontar la reducción de nuestra huella de carbono”.

Pocas respuestas ante la pregunta de por qué las inversiones tardan tanto en llegar a los planes de infraestructuras almerienses. Para el PP el problema está en una sociedad almeriense que tiene que reclamar las mejoras; para Por Andalucía, es preciso “hacer más ruido, ejercer más presión” y PSOE y CD´s apuestan por asegurar los proyectos.

Transporte del S XXI
Europa lo tiene claro, España no duda; el tren es el futuro del transporte de personas y más aún de mercancías. A mediados de los años cincuenta el francés Louis Armand aseguró que “el ferrocarril, si sobrevive al Siglo XX, será el medio de transporte del Siglo XXI”.

Y en esas está Almería tras vivir unas últimas décadas del siglo pasado en las que poco a poco fue perdiendo líneas y trenes, hasta llegar el punto de que, en los albores del nuevo siglo, sus servicios ferroviarios son menos y más lentos de los que había en la década de los años ochenta.

Lo que cada vez está más claro es que cualquier territorio que busque ser competitivo en su economía tiene el reto de ‘subirse al tren’. Lo dice la historia de las comunicaciones, que destaca que el tren fue pieza fundamental en la sociedad que surgió de la revolución industrial del Siglo XIX y ahora se presenta como pieza fundamental de la nueva revolución ecológica que tiene ante sí el reto de combatir con éxito el cambio climático.

Si una cosa quedó clara en el debate que propuso ayer la Mesa del Ferrocarril de Almería es que la provincia no puede seguir en el furgón de cola del transporte ferroviario porque le va en ello la supervivencia de sectores clave como la agricultura, el turismo o el mármol. Sin esos servicios, el problema que se avecina es la falta de competitividad.