Los comerciantes de la calle de las Tiendas están en guerra con algunos de los guías turísticos que acompañan a los forasteros en las visitas al casco histórico, que cuando atraviesan el lugar les ha dado por decir que la calle ya no es lo que era y que ahora se ha convertido en un escenario de bares.
Hay que tener una mirada muy corta para no entender que la esencia de la calle de las Tiendas no está en los tres bares que han venido como agua de mayo para darle vida, sino en esos comercios que sobreviven en voz baja, que han aguantado el chaparrón de la pandemia y de la subida de precios y que en muchos casos constituyen joyas de gran valor, convertidos en auténticos comercios de autor.
No existe otra tienda en Almería como la del Valenciano, donde la tradición convive con lo moderno en perfecta armonía, donde aún es posible disfrutar de una estantería de madera del siglo diecinueve y de un propietario que como un anacoreta vive refugiado en esa cueva mágica que heredó de sus antepasados. Es la tienda más antigua de la ciudad, una pieza de museo que contrasta con otra joya de la calle, el taller de la marca Mona Moon, donde Carmen Gómez vende los bolsos que ella misma fabrica. El local es una obra de arte en la que destacan sus espléndidos arcos de piedra que nos recuerdan a la ciudad de hace un siglo.
Otro negocio de autor es ‘CosShopping’, abierto a los jóvenes talentos de la moda que buscan un espacio en el centro de Almería para exponer y darle salida a sus creaciones. Tiene su propia personalidad, como los escaparates del Baúl Rosa, que cada semana ofrecen un panorama distinto, abiertos siempre a la creatividad de su propietaria. También se puede calificar de peculiar el Puzzle Coffe, un pequeño establecimiento donde vas y te llevas el café a tu casa y la tienda de Juguettos, que sobrevive como uno de los pocos negocios de juguetería que han quedado en el centro de Almería.
La calle de las Tiendas tiene, posiblemente, los tres negocios más pequeños de la ciudad en cuanto a metros cuadrados: la Tiendecilla de Pepi Velasco, un supermercado en ocho metros; la tienda de filatelia y numismática, en un portal, y la cervecería de Carmelo, que como no tiene sitio dentro ha encontrado un respiro en la terraza que monta en la puerta.
Sello propio tiene el Precio Precio, que es hijo del histórico Blanco y Negro; las tiendas de ropa de Almacenes Barcelona, Suite, Mena, Mikami y la Canastilla; el local de Orión, el pequeño palacio de los cómics y de los juegos; la sucursal de Santiveri y la sala de Arte 21, que aporta un toque cultural a toda la manzana.
Sello propio tiene la tienda de Azabache, que es la alegría de la calle con su muestrario permanente de plantas y de macetas y siempre con la música clásica de fondo. En Navidad sus escaparates son un espectáculo. Sello propio tiene la tienda de Amaya, la reina del cannabis, del consentido, del legal, del que no te coloca. Es la tienda del cannabis de los beneficios naturales, el que se utiliza para despejarte las arrugas de la cara y las patas de gallo; el cannabis terapéutico sin poder psicoactivo que se utiliza contra el insomnio, la inflamación, el dolor de cabeza o las pesadas menstruaciones.
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