Hasta hace cuatro años, la vida de José López Hernández, un vecino del barrio capitalino de Pescadería, era la de cualquier padre de familia, pero desde el 29 de abril de 2018 su día a día está condenado a estar en una silla de ruedas, a acudir a rehabilitación y a solo poder comunicarse con sus seres queridos con movimientos de cabeza y a emitir algunos ruidos con la boca en un intento de volver a ser el de antes.
Hace ahora algo más de cuatro año, José, que tiene 37 años, sufrió un accidente de tráfico mientras conducía de camino a la gasolinera del Bayana. "Venía de dejar a su hija con su pareja e iba a echar gasolina y a ducharse para llevar a la niña a un cumpleaños cuando su vida cambió de golpe", relata Diego López Fernández, el padre de José y quien, junto a su madre, Beatriz Hernández, han puesto en marcha un movimiento solidario para intentar encontrar financiación para lograr la recuperación de José.
Fue en el trayecto a la gasolinera cuando, por razones que aún se desconocen, el coche de José aceleró y acabó dando vueltas de campana y estrellándose contra la montaña. "No sabemos qué pasó, si sufrió un desvanecimiento o se mareó o qué, pero detrás de él iba un conductor de ambulancia que después nos dijo que fue algo muy raro, porque no iba a mucha velocidad y de repente aceleró y se desvió de la carretera", cuenta Diego López, quien desde ese día ha visto como su hijo, con un grave daño cerebral, ya no es el mismo, pues ha perdido la capacidad de moverse y de hablar debido a los golpes que se llevó en la cabeza durante el accidente.
Tras el siniestro, José pasó más de un mes en la UCI, donde no apostaban porque siguiera con vida y la máxima esperanza que le daban era que se quedaría vegetal, pero al cabo de los días logró una notoria mejoría que le llevó a estar en una cama de una de las plantas del Hospital Universitario de Torrecárdenas. De allí pasó a ser tratado por una médica rehabilitadora de Cruz Roja y, al poco tiempo, viajó hasta Barcelona para ser atendido en el Instituto Guttman, uno de los mejores hospitales de neurorehabilitación.
Rehabilitación
Tras su estancia en la ciudad condal, José logró una gran mejoría y pudo desprenderse de la sonda con la que se alimentaba para comenzar a comer. Y así ha transcurrido el tiempo hasta ahora, entre rehabilitaciones y visitas médicas, pero, en este momento, asegura su familia, ya no les queda apenas dinero para continuar con su trabajo diario de rehabilitación, que mantiene a José cada día de 09:30 a 14:00 horas en el centro que la FAAM tiene en la Carretera del Mami.
Y es que, detalla Diego, el padre de José, la cuantía que cada mes tienen que destinar a los tratamientos es de alrededor de 1.500 euros. Un coste muy difícil de soportar para la familia que ha visto como han tenido que dejar de llevar a su hijo para recibir los tratamientos de Neuroal, no poder afrontar el coste de las descargas microeléctricas que tanta mejoría habían provocado en él o no tener para pagar las terapias de la cámara hiperbárica.
"El día que sufrió el accidente nos jubiló a los dos, a su padre y a su madre, y no tenemos dinero para afrontar sus tratamientos. Hemos estado subsistiendo con la venta de un pequeño barco que teníamos, pero ahora ya se nos hace muy difícil continuar con las terapias de José. Eso sí, no vamos a dejar de luchar, sabemos que es difícil que vuelva a ser el de antes, pero mientras podamos vamos a darle todo para intentar que mejore su vida. Y él está luchando con todas sus fuerzas por eso mismo y porque le prometió a su hija que estaría bien para llevarla a la nieve", explica Diego emocionado.
Ahora, con el objetivo de conseguir una recaudación que le permita poder afrontar la rehabilitación y las terapias, han puesto en macha una cuenta de Instagram en la que piden ayuda a los almerienses y la respusta está siendo muy positiva. "Vamos a crear una cuenta de banco para que las personas que así lo quieran puedan donarnos la cantidad que buenamente puedan, porque nuestro objetivo es poder lograr dinero para que José reciba un tratamiento con células madre que se ha demostrado que es de los mejores para la recuperación de pacientes con daño cerebral", detalla el padre, quien cuenta que este tratamiento tiene un coste de alrededor de 10.000 euros, así como todos los gastos derivados de un mes y medio de desplazamiento en Madrid o Barcelona, donde se llevaría a cabo.
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