La Policía Nacional arrestó a finales del mes de febrero a cuatro jóvenes acusados de participar en un reyerta y apuñalar a un ciudadano en la Avenida de Monserrat.
La víctima sufrió lesiones graves, pero salvó la vida tras ingresar en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Torrecárdenas, donde necesitó una intervención jurídica.
Mientras, los agentes consiguieron recuperar “una navaja de grandes dimensiones” utilizada presuntamente en la agresión y aportada a la causa por un presunto delito de lesiones.
No es el único caso registrado en Almería. Lejos de los grandes focos acaparados por los ajustes de cuentas y los tiroteos, la seguridad ciudadana en la provincia sufre la acción de las llamadas armas blancas. Los datos son reveladores.
Según un informe del Ministerio del Interior difundido en el Congreso de los Diputados, el año pasado (hasta noviembre) se registraron en Almería 147 ataques con armas blancas. Son en su mayoría navajazos o pinchazos, calificados judicialmente como delitos de lesiones, homicidios y asesinatos.
La cifra releva un crecimiento de estos episodios, vinculados generalmente a una tipo de violencia callejera que preocupa a las autoridades policiales.
Crímenes
Desde 2013, la tendencia en las agresiones a punta de cuchillo ha sido al alza, con algunas excepciones como los 54 casos anotados en 2014, en punto más bajo del histórico de la década.
En los casos más graves, los sucesos acabaron directamente con la muerte de las víctimas. En los últimos diez años ha habido en la provincia de Almería 21 crímenes perpetrados con arma blanca. Se incluyen aquí terribles episodios de violencia de género y ataques perpetrados con objetos contundentes, según las estadísticas del Ministerio del Interior.
La normativa reguladora
La posesión y uso de armas blancas puede estar sujeta a diferentes regulaciones, aunque existen dos vertientes esenciales. Cuando se utilizan en agresiones, robos u otras conductas criminales son castigadas como agravante de esos delitos en un juicio por vía penal. Mientras, cuando se trata solo de casos de tenencia y no hay un delito aparejado, la normativa permite la emisión de sanciones administrativas a través de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana 4/2015, conocida por sus críticos como Ley Mordaza. En ese caso la ley está en consonancia con el Reglamento de Armas, una norma que incluye otras consideraciones sobre armas prohibidas, su porte y fabricación. Las navajas por encima de 11 centímetros de hoja tiene prohibida su comercialización salvo licencia, coleccionismo y fines decorativos.
En el oscuro ránking de agresiones con este método, Almería está por encima de la mayoría de las provincias andaluzas, solo por detrás de Sevilla y prácticamente empatada con Málaga, a pesar de la diferencia de población y actividad.
La cifra de armas recuperadas solo por la Policía Nacional en la provincia muestran la dimensión del problema. El año pasado se recuperaron 873 armas blancas en la provincia de Almería y más de 5.000 piezas desde el año 2013.
Armas prohibidas
En España, las armas blancas son aquellas herramientas o instrumentos que están diseñados para cortar, perforar o punzar, y que se utilizan como arma. A diferencia de las armas de fuego, las armas blancas no requieren munición para ser utilizadas y pueden ser extremadamente peligrosas.
En este sentido, el Ministerio del Interior de España ha establecido una serie de normas y regulaciones para controlar la posesión y uso de armas blancas en el país.
Las armas blancas que están prohibidas en España incluyen puñales y dagas que tengan una longitud superior a 11 centímetros, cuchillos que tengan una longitud superior a 11 centímetros y que tengan un solo filo, navajas automáticas (con la capacidad de abrirse automáticamente mediante un mecanismo interno), navajas tipo mariposa, estiletes y cierto tipo de punzones.
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