Emilia y Casilda inician su jornada de trabajo a las 7:30 horas. Por delante tienen sus reglamentarias ocho horas de trabajo cuidando y arreglando los jardines de Huércal de Almería, esto es, al aire libre. Ellas, como otros trabajadores de la construcción, limpieza, limpieza viaria o trabajadores agrícolas, entre otros, podrán verse afectados por la prohibición de trabajar en determinadas situaciones extremas, como olas de calor a las que cada año nos vemos más expuestos debido al cambio climático.
Una norma que entraba en vigor recientemente y que prohíbe obligatoriamente el desarrollo de determinadas tareas al aire libre durante las horas del día en las que se produzcan fenómenos meteorológicos adversos para los que se hayan emitido avisos naranjas o rojos.
En concreto, la disposición establece la obligación de tomar medidas adecuadas para la protección de los trabajadores que trabajen al aire libre o en lugares que no puedan cerrarse frente a cualquier riesgo relacionado con fenómenos meteorológicos adversos, incluyendo elevadas temperaturas o vientos extremos, en los casos en los que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) lanzara un aviso de nivel naranja o rojo.
Medidas que tendrán que establecer las empresas tras una evaluación de riesgos laborales y que incluirán la adaptación de las condiciones de trabajo, incluida la reducción o modificación de las horas de trabajo previstas, e incluso la prohibición de desarrollar determinadas tareas durante las horas del día en las que concurran estos fenómenos meteorológicos adversos en aquellos casos en los que no pueda garantizarse de otro modo la debida protección del trabajador.
En el caso de ambas trabajadoras, tanto Emilia, a través del Ayuntamiento huercalense, como Casilda, a través del PFEA de Diputación, explican que "ya desde hace varios años nos mandan una circular desde Recursos Humanos para reducir horas de trabajo o las medidas que tenemos que seguir, como beber agua fresca constantemente, llevar algún gorro, o nos dan protección solar desde abril, para afrontar situaciones de riesgo extremo en horas de mayor intensidad de sol".
"Nos parece bien que se tenga en cuenta que estamos en la calle y que somos humanos, porque aquí en Almería los treinta y pico grados los tenemos un día normal de trabajo. En algunos casos adaptamos las horas para estar en sitios con sombra en las horas de más calor, pero a veces no se puede y te pilla en mitad de la calle y no tienes dónde esconderte", comentan.
Una situación similar tienen Francisco y Ángel, trabajadores de limpieza urbana en la empresa Talher. "Nos parece muy bien esta medida, que tengamos que parar en horas muy puntuales y fuertes de sol, porque lo primero es mirar por la salud de los trabajadores", apuntan.
"Cada año suben más las temperaturas y estar todo el día en la calle se nota, tenemos que hidratarnos y aguantar estos calores tan sofocantes", explican, y señalan que "es una medida que debería llevar más tiempo, hemos tenido veranos exagerados de calor y tenemos compañeros a los que les dieron golpes de calor y se tuvieron que ir al hospital".
Ya el verano pasado, la empresa les facilitó pulseras que controlan la temperatura corporal. "Cuando el calor es excesivo, la pulsera pita y tenemos que parar de trabajar inmediatamente", reconocen, y afirman que "este año la van a traer otra vez".
Encarna es otra trabajadora que se dedica a la limpieza. En su caso, la mayor parte de su trabajo lo desarrolla en interior, limpiando instalaciones municipales, aunque hay días en los que tiene que salir también a la calle. "Me parece una norma perfecta, porque hay mucha gente que está obligada a trabajar fuera muchas horas y es inhumano trabajar a temperaturas excesivas", comenta. "Esto provoca incluso un mayor rendimiento laboral, porque si trabajas en horas de mucho calor, provoca más cansancio para el trabajador", añade.
En el sector agrícola trabaja Antonio desde hace cinco años. Reconoce que "el primer año no estaba acostumbrado y lo pasé mal en situaciones de olas de calor, llegando incluso a marearme alguna vez", aunque valora positivamente el hecho de que en su empresa "en los meses de mayo a agosto, en los que el calor es mucho más extremo, trabajamos menos horas, cinco horas en lugar de ocho, de 7 a 12, y lo que se hace es que se contrata a más gente en ese tramo horario".
"Es una muy buena medida, sobre todo para trabajos que requieren mucho esfuerzo físico, como la obra, el campo o la gente que está asfaltando calles, entre otros, en los que es inhumano que se esté trabajando en pleno verano a las dos de la tarde", explica.
Según datos de la Aemet, la media de las temperaturas registradas entre el 1 de junio y el 31 de agosto de 2022 fue la más alta desde el comienzo de la serie histórica. Según estimaciones del sistema de monitorización de mortalidad diaria del Instituto de Salud Carlos II, durante el verano de 2022 se produjo en España un incremento de más de 4.800 muertes atribuibles a la temperatura.
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