Ha muerto Pepe Heras, el mejor ‘amigo’ de Villaespesa

Ha muerto Pepe Heras y es como si Villaespesa, nuestro poeta alpujarreño, hubiera muerto también otra vez; ha muerto Pepe Heras, que, a pesar de su pérdida de fuerza en los últimos tiempos, procuraba mantener su dinamismo, su querencia por la cultura. Estaba, Pepe, inoculado por el virus de la literatura, por el verso, por la prosa, por el buen estilo, por todo lo que fuera la palabra escrita. Para él, un artículo literario en un periódico era una fiesta. Por eso, en los últimos tiempos se encomendó en cuerpo y alma a rescatar obras de autores almerienses, en esa colección editada por la Universidad y Unicaja. Y brotaron, por su empeño, obras de Villaespesa y de Antonio Cano Cervantes, el poeta ciego de Garrucha. Y también alguna novela del desconocido escritor almeriense, Manuel Siles. Era Pepe, en eso, un torbellino de ideas, intentando siempre recuperar, que ninguna letra brillante de nuestra literatura provincial cayera en el olvido. Tuvo un papel fundamental para que los herederos de Francisco Villaespesa donaran a la Universidad su fondo bibliográfico. 

Era licenciado en filosofía y letras, doctor en filología románica, fue profesor titular de Teoría de la Literatura en la Universidad de Almería y organizador del Certamen Internacional de Poesía Francisco Villaespesa. Y realizó también el doctorado en Filología. Los veranos los pasaba en Garrucha, leyendo, paseando, mojándose las piernas por la orilla de la playa, tomando café en el Aicala con su amigo el escritor Pepe Siles. Pero sobre todo, Pepe Heras, que se acaba de ir, fue un magnífico recuperador de escritores, de obras olvidadas, un gran conversador ligado siempre a la cultura de esta tierra almeriense. Le costaba ya caminar, pero seguía intentando participar en todo lo que se le proponía. Descanse en paz Pepe Heras.