La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería celebró este lunes el juicio oral contra tres jóvenes acusados de pertenecer a un grupo neonazi conocido como Antas Klan, intervenido por la Guardia Civil en el marco de la Operación Malaquita en junio de 2020.
La primera vista confirmó la existencia de propaganda de extrema derecha y de patrullas ciudadanas de corte racista en la localidad, pero diluye la participación de El Sangre en las acusaciones de agresiones a inmigrantes.
La Fiscalía pide siete años y medio de prisión para Diego El Sangre por la comisión de tres presuntos delitos y, más aún, le otorga “la dirección y toma de decisiones” en una entidad “inspirada en el grupo supremacista blanco Ku Klus Klan”.
El acusado compareció este lunes con una imagen muy distinta a la captada por la Policía Nacional en Puerta Purchena en octubre de 2019, cuando grupos de extrema derecha se concentraron para defender la “unidad de España” frente a las protestas independentistas en Cataluña. Cambió la camiseta negra de European Brotherhood, con un gran águila en la espalda, por una camisa amarilla y unos vaqueros.
La acusación contra Diego El Sangre se centra esencialmente en dos episodios, a saber, la difusión de una manifiesto racista firmado por el grupo Antas Klan, donde se anunciaban patrullas ciudadanas para acabar con una supuesta oleada de robos, y el acto organizado en el pueblo el 12 de octubre, donde un ciudadano marroquí fue agredido.
Discurso “patriota”
El Sangre se mostró en su declaración firme y seguro, respondió a las preguntas del fiscal y se desvinculó de cualquier agresión y de la difusión de los pasquines, hallados en su propia casa. Sobre el discurso lanzado en el acto que organizó el 12 de octubre dijo que era “patriota” y sobre la simbología nazi en su vivienda que “coleccionaba”.
Aseguró también que la barra y el escenario montado el 12 de octubre “estaba autorizado por el Ayuntamiento socialista” y que su objetivo era “recaudar fondos para las familias necesitadas de Antas”, sin distinguir entre nacionalidades.
Del mismo modo, se desmarcó de otros grupos radicales, a pesar de que la Guardia Civil le vincula a organizaciones como Lo Nuestro de Murcia, Liga Joven Almería o Almería Patriota, y aseguró que utilizaba el número 88 (Heil Hitler) "por un jugador de fútbol".
La investigación monitorizó sus perfiles y actividades y halló indicios para acreditar su simpatía a las ideas de extrema derecha, que fueron avaladas por los objetos descubiertos en el registro de la Guardia Civil en su vivienda. Sin embargo, más difusa es su implicación en agresiones, al menos después de lo desgranado en la primera sesión del juicio.
En 12 de octubre de 2019, un chico de origen marroquí fue agredido en el evento organizado por El Sangre. El acusado aseguró que intentó evitar una pelea entre varias personas y que apartó al chico, que luego huyó a la carrera hasta su coche.
La víctima no incriminó directamente al acusado, sino a otra persona que no se encuentra en el proceso y que pateó el vehículo. Además, un segundo testigo dijo que El Sangre agarró a la víctima por la espalda y ambos cayeron, una versión que podría coincidir con una intención de evitar una pelea. “Creo que fue una agresión racista, no encuentro otra explicación”, señaló el joven sin acusar a El Sangre.
El juicio se retoma este martes con varias incógnitas sobre la mesa. En primer lugar, se cuestiona el papel de otros dos encausados para los que la Fiscalía solicita un año y medio de cárcel. En segundo lugar, deben declarar los miembros de la Guardia Civil encargados de la investigación, cuyo testimonio será clave para sostener la acusación. Y, finalmente, se analizará si Antas Klan realizó “funciones pseudopoliciales de control e interrogatorio de ciudadanos marroquíes” a los que amenazaban, como sostiene el Ministerio Público.
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