“Los campos de césped artificial de Almería no van a desaparecer”. Este es el mensaje de tranquilidad que mandan desde el Ayuntamiento de Almería después de que se conociera que la Unión Europea anunciara que en un margen de ocho años estará prohibido el césped artificial que tiene en su composición caucho y que supone, según explica la propia UE, un importante elemento de contaminación por microplásticos en el agua.
Teniendo en cuenta que la gran mayoría de los campos de la capital en los que juegan los equipos base cuentan con césped artificial con caucho, al igual que ocurre con las pistas públicas de El Toyo o del Constantino Cortés, por ejemplo, lo cierto es que la noticia ha generado bastante inquietud.
Desde el área de Deportes del Consistorio explican que “la vida útil que tiene el césped de estos espacios deportivos acaba antes de esos ocho años por lo que, de momento, se seguirá utilizando tal y como está ya que hace muy poco que se ha realizado una importante renovación”. En el momento en el que se tenga que volver a cambiar, esperan desde el Ayuntamiento que “la industria ya haya puesto a disposición un césped artificial que no tenga que utilizar este caucho que es lo que después se llevan en las botas y en la ropa los jugadores, y que es además, el principal problema”.
Emilio Campra
Pero no solo el Ayuntamiento de Almería es el que cuenta con este problema, la Junta de Andalucía es la titular de uno de los espacios más utilizados, el estadio Emilio Campra o de la Juventud. De hecho, hace unos años se realizaba una sustitución del césped por el mal estado en el que se encontraba.
Explica el delegado de Deportes, Turismo y Cultura, José Vélez, que están en una situación similar a la municipal. La vida útil del césped “acaba antes del fin del plazo dado por lo que, se cambiará para que se cumpla con la normativa”.
Con el que no tienen ningún problema es “con el césped artificial colocado en la Escuela Pública de Golf de El Toyo ya que el material utilizado allí no cuenta con caucho”.
Sea como sea, lo cierto es que, de momento, las administraciones se toman esta prohibición con la tranquilidad que da la transición durante ocho años para tener que eliminar todo el césped artificial que cuenta con caucho. Lo que también tienen claro es que no se puede volver al césped natural teniendo en cuenta el volumen de actividad que soporta.
Ya fuera de la normativa, pero dentro de la sostenibilidad y el cuidado medioambiental, lo cierto es que la proliferación de este tipo de material en espacios libres también es algo que debería analizarse con mucha seriedad sobre todo en ciudades en las que las altas temperaturas son ya algo normal. Y es que está demostrado que el césped artificial provoca un importante incremento de grados en su entorno. Esto es palpable en la capital al pasar por zonas como la Plaza Víctimas del Terrorismo, ubicada encima del aparcamiento de Las Almadrabillas en los días de mayor calor.
Parece que en los últimos años esta tendencia se ha ido frenando y volviendo a apostar por ese césped más resistente que es el que tradicionalmente se ha plantado en Almería para evitar que acabe totalmente destrozado al poco tiempo.
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