La vida de Francisco Martin Uroz, conocido cariñosamente como Paco Alcazaba, es una historia de perseverancia, dedicación y éxito en el mundo de la cerrajería y la seguridad en Almería. Su viaje comenzó en diciembre de 1996, cuando un joven emprendedor decidió tomar un nuevo rumbo después de una serie de desafíos en el mundo de la mecánica. Había trabajado con un socio previamente, quien lo introdujo en el mundo de la cerrajería, un sector que no requería décadas de experiencia en ese momento.
Francisco Martin sabía que debía tomar una decisión para lograr una vida plácida, y eso lo llevó a emprender su propio negocio. Con plena confianza y entusiasmo, dio vida a su proyecto, "Alcazaba Seguridad", una cerrajería de barrio en pleno corazón de Zapillo, el barrio donde había crecido y donde todos lo conocían como "el hijo del Kabila".
En sus inicios, Alcazaba Seguridad era una pequeña tienda en la calle Alhambra, modesta pero llena de promesas. Francisco y otro empleado manejaban dos pequeñas furgonetas que estaban equipadas para atender emergencias a cualquier hora del día o de la noche. Paco asumía la mayoría de las guardias y a menudo pasaba noches en vela, llevando un colchón en su furgoneta para descansar entre llamadas.
Con el tiempo, Paco Alcazaba forjó una reputación en Almería, convirtiéndose en un nombre de confianza en el sector. La empresa creció, incorporó personal y abrió una segunda tienda en el centro de la ciudad, lo que le permitió estar más cerca de sus clientes y atraer la atención de marcas prestigiosas como Fichet, que la eligió como su representante en la provincia.
Alcazaba Seguridad ya no era solo una cerrajería, sino una empresa completa que ofrecía una amplia gama de servicios, incluyendo carpintería, aluminio y hierro. Con el tiempo, la empresa cambió su nombre a "Ibérica Seguridad" para reflejar su expansión y diversificación.
A medida que Ibérica Seguridad crecía, Paco no estaba solo en el camino. La empresa se consolidó como un referente en el sector de la seguridad en Almería, empleando a varios técnicos y personal de oficina. Paco Alcazaba dejó una huella imborrable en cada rincón de la empresa, en cada empleado que formó y en cada decisión que tomó.
A pesar de su éxito, Paco falleció de forma repentina, dejando un vacío en la empresa y en los corazones de quienes lo conocieron. Su legado perdura en la empresa que fundó y en su hija, quien continuó su obra. La empresa sigue siendo conocida como "Alcazaba Seguridad" a pesar de que hace ya bastantes años que cambió de nombre, lo que nos demuestra lo conocida que era y sigue siendo.
La historia de Francisco Martin Uroz es un testimonio de cómo la determinación, el esfuerzo y la pasión pueden convertir un pequeño negocio de barrio en una empresa exitosa y respetada en la comunidad. Su recuerdo sigue vivo en cada cliente que confía en la seguridad que su empresa proporciona, y su legado perdura como un ejemplo de superación y dedicación en el mundo empresarial.
Hoy su hija lo recuerda dándole las gracias, “Gracias papá por la lucha, te seguimos echando en falta cada día y cada persona que tuvo el placer de conocerte, seguimos luchando lo que tú levantaste”, expone de manera emocionada.
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